Gerente - VP de Marsh Advisory Perú
La gestión de riesgos parece volverse cada vez más compleja y desafiante, y más crítica para el éxito de una organización. La aparición de la COVID-19 en el 2020, la segunda ola por la que atravesamos, el riesgo de una 3era ola y el avance del proceso de vacunación, nos muestran cómo las organizaciones deben repensar sus estrategias y planes de continuidad de negocio, a fin de fortalecer o desarrollar la resiliencia necesaria para afrontar los riesgos presentes en un entorno volátil.
No obstante, el concepto de “Plan de Continuidad de Negocio” suele ser confundido con el de “Plan de Manejo de Crisis”. Y es que, si bien ambos son esenciales y forman parte de un Sistema de Gestión de Continuidad de Negocio, cada uno de ellos cumple una función específica e importante dentro de la estrategia de gestión de riesgos de una organización. La aplicación de ambos planes reduciría el impacto de diversos siniestros o hechos que pueden afectar la reputación de una organización o la continuidad y recuperación del negocio.
Mientras que el plan de continuidad de negocio, está enfocado en la rápida estabilización, restauración y recuperación de los procesos críticos para el negocio, el plan de manejo de crisis está enfocado en administrar los problemas e implicancias, comunicación, reputación y asistencia humanitaria ante la materialización de riesgos que generen una crisis en la organización.
Por ello, las organizaciones necesitan estar preparadas para conocer cómo ejercerán la continuidad del negocio antes y después de una crisis.
Ahora bien, lo que antes se consideraba como riesgos de poco impacto o poca probabilidad, en el que años atrás eran casi insignificantes, ahora han evolucionado y son de muchísima relevancia.
Por ejemplo, durante los últimos 15 años, el Informe de Riesgos Globales del Foro Económico Mundial llevaba tiempo advirtiendo al mundo sobre los peligros de las pandemias. En 2020, vimos los efectos que supone ignorar la preparación e ignorar los riesgos a largo plazo. La pandemia de la COVID-19 no solo se ha cobrado millones de vidas, sino que también ha ampliado las desigualdades sanitarias, económicas y digitales que ya eran latentes desde hace tiempo y que hoy en día aún se mantienen.
Además de la COVID-19, las organizaciones siguen expuestas a diferentes riesgos que pueden generar una interrupción en su negocio. Es en ese contexto que se debería revisar el plan de continuidad de negocio y el plan de manejo de crisis por lo menos una vez al año o ante cambios importantes en su contexto interno o externo. Es trascendental que se ejecuten pruebas a los planes considerando escenarios supuestos, ya que ello ayuda a identificar en qué puntos y áreas aún se puede mejorar. La innovación en las empresas es necesaria, y no sólo en el marco de hacer negocios sino también en cómo protegerlos y anticiparse ante riesgos cada vez más impredecibles.