Vice presidente de la práctica de Energía de Marsh Specialty
Han pasado casi dos meses desde el inicio de la invasión de tropas rusas a Ucrania. Desde entonces, el conflicto bélico deja efectos negativos en el ámbito social, en la cadena de suministros y también en el alza de precios de recursos energéticos. Esto tendría un impacto directo en diversos sectores comerciales, productivos y económicos a nivel global. Entonces, ¿cuáles serían los efectos para las organizaciones en Perú?
De acuerdo a El País y otros medios internacionales, en Europa, el precio del gas natural registró un incremento de más de 30% durante el último mes. Este combustible resulta clave para el desarrollo del sector industrial y la generación de electricidad, entre otros.
Mientras que el petróleo escaló en marzo a 3%, llegando a valorizarse en más de 110 dólares por barril por vez primera en los últimos catorce años, llegó incluso a colocarse por varias horas en US$ 123.21.
En la actualidad, los combustibles de origen fósil son la principal fuente de energías industriales, una de las fuentes dominantes de crecimiento en la producción energética de economías en vías de desarrollo y afectan además a la cadena productiva comercial.
El Perú no es ajeno a esta situación, y hemos visto que el encarecimiento del petróleo afecta a la economía a través de diversos canales, tales como el transporte, el sector agropecuario y el sector petroquímico, entre otro. El incremento en los costes empresariales se ve traducido en el encarecimiento de los bienes finales y en una caída en la actividad económica.
Medidas como la reducción del pago del impuesto selectivo al consumo (ISC) a los combustibles hasta en un 90%, no serían suficientes. Asimismo, el GLP envasado y el diésel no registraron incrementos en sus precios ya que se benefician de la protección del Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles (FEPC). Sin embargo, esta ventaja no sería duradera.
Crisis desde el 2021
Cabe recordar, que desde el 2021 se viene registrando una crisis energética a nivel mundial. Este desequilibrio fue ocasionado por las consecuencias del cambio climático y por el aumento de la demanda de los principales recursos. La pandemia del COVID-19 también habría tenido influencia en el desarrollo de la crisis, debido a complicaciones en el uso de las fuentes energéticas derivadas del carbón.
El gas natural y el petróleo no serían los únicos combustibles que registran cambios. El alza también llega a productos donde Rusia mantiene una cuota relevante en el mercado global como el carbón, el aluminio y el níquel; por lo que las consecuencias van hacia la generación de energía eléctrica, procesos industriales, el sector construcción, entre otros.
Es por ese motivo que las políticas de ESG (Environmental, Social and Governance) deben ser trabajadas de forma integral, abordando las implicancias que tendrían en las organizaciones para adaptarse hacia las energías renovables. El Perú cuenta con un alto potencial para esta transición que, además de ser económicamente rentable, resulta mucho menos contaminante que la energía obtenida de los fósiles.