CEO de Finsmart
¿Desde cuándo cinco años se ven como una eternidad? Para las personas nacidas antes de los 90′s aún era normal encontrarse con una forma de vida que, salvo detalles, no cambiaba de forma tan profunda durante una década.
Para muestra un par de ejemplos: si hoy viajamos al 2018 nos encontraríamos viendo la Copa Mundial de Fútbol en la Rusia de Putin, y el movimiento #MeToo recién empezaba a escucharse en Perú y Latinoamérica. En el terreno digital la palabra TikTok significaba poco, hasta enero de ese año tenía poco menos de 150 millones de usuarios activos y la mayoría de China. Hoy supera los mil millones y es la sexta red social más popular del mundo.
Ni qué decir de los cambios sustanciales producto de la pandemia de COVID-19 a partir del 2020: el boom del teletrabajo, el impulso al comercio electrónico, la computación en la nube, la identidad y firma digital, los movimientos migratorios de la ciudad a las afueras o del regreso a los lugares de origen, entre muchos más.
En noviembre de 2018, David Reyes y yo publicamos el libro “Revolución.pe: La transformación digital de once empresas en el Perú” (Conecta), y la introducción iniciaba con esta frase que conceptualmente no ha cambiado: “Por primera vez en la historia, una transformación ocurre tan rápido que no hay tiempo suficiente para que una generación de personas le dé paso a otra. Esto nos obliga a reinventar la ruta mientras caminamos en ella y a abrazar el cambio como la nueva normalidad”. Cinco años después de escrito el libro, hay algunos puntos destacados que siguen vigentes y otros que me encantaría actualizar.
La transformación digital es una cuestión de estrategia más que de tecnología. El concepto sigue vigente. La velocidad de los cambios tecnológicos —que irán a su ritmo con poco o nulo control por parte de una empresa— no son tan importantes como la estrategia; es decir, “la opción elegida entre muchas otras que definirá cómo la empresa reaccionará frente al crecimiento logarítmico de la tecnología y al comportamiento de los otros actores en el mercado”.
El caso de las grandes empresas tecnológicas son un gran ejemplo. Facebook —hoy Meta— ha decidido invertir en el metaverso y hasta hoy no se tiene tan claro si fue la mejor apuesta ya que en el último año ha perdido 60% de su valor. Apple decidió invertir en la arquitectura ARM —base de sus chips Apple Silicon de alta eficiencia presente en sus dispositivos móviles y hoy también en su línea de computadoras— mientras que Intel decidió, por estrategia, no apuntar por esa vía y perdió 10% de sus ventas de chips que le representaban las ventas a Apple.
Design thinking, agile e inteligencia artificial como tres tendencias que influyen en la transformación digital. Conceptos aún vigentes pero con impactos diferentes. Mientras que el design thinking sigue teniendo impacto en las organizaciones en la forma de solucionar los problemas a través de la empatía y la experimentación, y el agile se ha convertido en una filosofía empresarial de cómo manejar proyectos en diferentes áreas, la inteligencia artificial está dando un vuelco enorme en la vida de las personas y en el futuro próximo de las empresas.
Desde crear avatares hiperrealistas a partir de algunas fotos tuyas (Lensa AI) hasta crear contenidos originales con solo un par de instrucciones. Un capítulo aparte merece ChatGPT, un prototipo de chatbot con inteligencia artificial que con menos de dos meses de lanzado tiene más de un millón de usuarios y ha sorprendido por sus resultados: desde ayudar a programadores a crear códigos, brindar una guía médica preliminar, crear imágenes a partir de conceptos, escribir por ti, diseñar por ti, entre muchos más.
En aplicaciones empresariales existen muchos avances que permiten gestionar mejor la productividad personal (gestión inteligente del trabajo, las agendas, el conocimiento compartido), las auditorías internas (revisión de contratos y documentación), herramientas de marketing y ventas, creación de contenidos e incluso proyecciones y predicciones económicas cada vez más certeras.
Finalmente, Cultura, Organización, Tecnología e Insights como las cuatro dimensiones clave de la transformación digital. Siguen vigentes aunque cambiaría Cultura por Personas (aunque emparejados, las personas no solo definen la cultura sino la calidad de las estrategias y decisiones de una empresa). Las otras mantienen para mí una clara vigencia. La organización es clave porque define los procesos y la estructura que soporta el liderazgo, gobernanza y ejecución. La tecnología determina las oportunidades disponibles para quienes lo aprovechan más rápidamente. Y finalmente los insights, que son el corazón y el insumo de las decisiones estratégicas de las organizaciones, hoy están cada vez más basadas en data con la ayuda de la inteligencia artificial. Aunque, como vimos en los ejemplos de Apple, Facebook e Intel, igual con toda la tecnología disponible se puede terminar por tomar buenas o malas decisiones.
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