Emprendedor y CEO de Finsmart
Como en el fútbol, pueden aparecer jugadores excepcionales en países como Perú, Brasil o Argentina, pero el gran porcentaje de las futuras estrellas se convierten en estrellas presentes cuando migran a las ligas más importantes del mundo que son principalmente la inglesa, española, italiana y alemana. No solamente pagan mejor, sino que tienen mejor infraestructura, organización, talento directo e indirecto, seguridad en estadios, políticas de fomento, etcétera. No quiere decir que no puede haber jugadores o clubes que brillen en Sudamérica o Asia, pero es más difícil.
¿Pasa también en otros ámbitos? Sí, y se nota en el ecosistema emprendedor también. En este artículo me encantaría contarlo desde mi experiencia personal.
Cuando decidí crear una startup junto a mis socios en el 2018, nos encontramos evaluando muchas alternativas y varias de ellas las descartamos porque el entorno no era el ideal.
Ofrecer una solución de visibilidad financiera personal era más complejo en Perú que en otros países porque el open banking no existe y, por tanto, no es posible que una herramienta obtenga de forma rápida y automatizada la información de los ingresos y gastos que una persona tiene en las distintas entidades bancarias, y agruparlas en una gráfica única para que se pueda tener estadísticas más valiosas y relevantes.
Ofrecer un análisis del riesgo crediticio y financiero de cualquier persona o empresa también es más complejo porque muchos sistemas de evaluación e información no se encuentran digitalizadas o no tienen la capacidad de interconectarse a través de APIs (acrónimo en inglés de interfaz de programación de aplicaciones, que permite que, en simple, dos o más aplicaciones conversen entre sí). Y si están digitalizadas, no siempre son confiables.
Ofrecer legitimidad completa en los acuerdos y transacciones financieras entre personas y empresas de forma 100% online también es más complejo en nuestro país, porque el uso de la firma digital es bastante limitado. Entiéndase que la firma digital es diferente a la electrónica. Mientras que la primera tiene total validez legal y en el Perú se requiere contar con un certificado digital de una entidad aprobada por el Indecopi, la segunda no tiene total validez legal para operaciones más sensibles como las relacionadas a trámites de identidad o de compra y venta de inmuebles. En España, el 69% de la población entre 16 y 74 años cuenta con firma digital.
Cuando crecimos, nos enfrentamos a nuevos desafíos. Si queríamos agregar plataformas o aplicativos digitales que sumen a nuestra propuesta de valor, siempre nos saldrá más caro. Y es que cualquier aplicación elaborada en el extranjero y que no tenga una facturación local debe pagarse 30% de impuesto por concepto de “no domiciliado”. Si una startup se encuentra en Estados Unidos o Europa, de donde provienen la mayor cantidad de oferta de aplicaciones, no se pagará ese impuesto, o por lo menos se convierte en crédito fiscal.
Al momento de impulsar una cultura bilingüe en nuestra startup para ser más competitivos y optar por abrir nuevos mercados, nos encontramos que en el Perú existía mucho talento excepcional pero muchos no contaban con un nivel de inglés necesario. Esto significaba o tener que rechazar buenos perfiles o tener que pagar más porque es un talento más escaso.
En la exploración de alternativas para obtener financiamiento de capital riesgo (llamado también Venture Capital), un requisito casi indispensable es que el instrumento en que se vaya a invertir esté constituido en Estados Unidos o Europa. No están dispuestos a asumir el riesgo de que cualquier disputa legal se resuelva en tribunales peruanos o que la inestabilidad política o económica influya donde la empresa se encuentre constituida.
Al tener una fintech la confianza en el sistema legal y judicial es más más crítico de lo usual, ya que el cumplimiento de las obligaciones financieras debe estar respaldado por un sistema judicial ágil, preparado y predecible, algo que en el Perú queda mucho camino por recorrer.
No todo es malo. Un ecosistema incipiente reduce posibilidades, pero también incrementa las oportunidades. En el Perú existen muchísimas oportunidades de crear y desarrollar startups porque, precisamente, el camino que otros países ya han trazado puede replicarse en nuestro país dándole un beneficio añadido y adaptado a lo local. Pero lo mínimo que se requiere es cierta estabilidad política, económica y judicial que reduzca las preocupaciones que una startup y una empresa de por sí ya enfrentan. En este punto, el ecosistema que acompaña a una startup en Perú debiera ser cada vez menos un riesgo y cada vez más un valor añadido.
Las opiniones vertidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor.