
Luis Caro
Líder de IA y Nube de AWS para LATAM
Imaginemos una empresa del sector financiero en Perú que busca optimizar la experiencia digital de sus clientes. En lugar de limitarse a automatizar respuestas, comienza a utilizar un agente de inteligencia artificial (IA) capaz de comprender el contexto de cada usuario, aprender de interacciones previas y proponer acciones como alternativas de servicio o el escalamiento de casos complejos.
Este tipo de soluciones, que hace unos años parecía reservado a centros de innovación avanzada, hoy empieza a formar parte de estrategias empresariales orientadas a la eficiencia, la agilidad y la personalización.
Este escenario refleja una tendencia creciente en el mundo empresarial: el uso de agentes de inteligencia artificial para mejorar procesos, personalizar experiencias y acelerar la toma de decisiones basadas en datos y contexto. Estos agentes no reemplazan a las personas, sino que colaboran con ellas, permitiendo que los equipos se concentren en tareas de mayor valor estratégico.
En el caso de Perú, el mercado de inteligencia artificial generativa alcanzará los US$ 219,8 millones en este 2025, con una tasa de crecimiento anual del 36.98% hasta el 2031, según proyecciones de Statista. A nivel regional, el mercado de agentes de IA pasará de US$ 390 millones en el 2024 a más de US$ 3,800 millones en el 2030, de acuerdo con Grand View Research. Este crecimiento sostenido responde tanto al avance de la tecnología como a la necesidad de soluciones que impulsen la resiliencia, la productividad y la innovación.
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¿Pero qué es un agente de inteligencia artificial (IA)?
Es un programa informático capaz de interactuar con su entorno, recopilar datos y utilizarlos para realizar tareas de forma autónoma, cumpliendo objetivos predeterminados. Si bien los humanos establecen las metas, el agente de IA decide las mejores acciones para alcanzarlas utilizando IA generativa. Lo interesante es que múltiples agentes de IA pueden colaborar entre sí para automatizar procesos complejos dentro de sistemas más amplios. Al intercambiar información, estos agentes permiten que todo el sistema opere de manera coordinada hacia objetivos comunes. Mientras algunos agentes se especializan en tareas específicas, existe un agente orquestador que coordina sus actividades para completar operaciones más sofisticadas.
Para que esta tecnología genere un impacto real, las organizaciones deben adoptarla con visión estratégica. Esto implica fomentar una cultura que sitúe al cliente en el centro, considere la IA como primera opción ante la solución de desafíos y promueva el aprendizaje continuo. Además, es fundamental establecer marcos claros de gobernanza y preparar a los equipos para su uso responsable. Solo así será posible capitalizar su potencial sin comprometer la confianza ni la seguridad.
Más que una moda, los agentes de IA representan una evolución natural en el uso de inteligencia artificial aplicada a los negocios. Se consolidan como aliados para escalar operaciones, enriquecer el vínculo con los clientes y abrir nuevas posibilidades de crecimiento. Incorporarlos desde hoy, con criterio y propósito, puede marcar la diferencia entre adaptarse al cambio o liderarlo.