Nuestros economistas se encuentran tras dar sus clases en la Universidad Continental y conversan sobre el gran flujo migratorio de venezolanos a país de los últimos años. Aquí el diálogo entre Maynardo (M), para quien la migración ha traído más consecuencias negativas que positivas, y Adamo (A), quien más bien considera que el impacto de la migración es positivo y no solo para el mediano/largo plazo, sino incluso en el corto plazo.
Maynardo: ¡Hola Adamo! Hace poco estaba recordando al defenestrado Pedro Castillo cuando prometió expulsar “en 72 horas” a los miles de venezolanos que vinieron a delinquir al Perú. Por supuesto, no pasó nada…
Adamo: Pedro Castillo siempre tuvo un discurso xenofóbico y populista en cuanto a la migración venezolana. Durante la campaña presidencial, no solo Pedro Castillo sino también su contrincante Keiko Fujimori, echaron mano al argumento ultranacionalista y de criminalización de los extranjeros. Y sí, no pasó nada. ¡Pero qué bueno que fue así!
M: ¿No hubieras apoyado la expulsión de aquellos venezolanos que delinquen en el país?
A: Creo que existe una deformación muy grande en la percepción de la población peruana respecto del real nivel de delincuencia venezolana. Un estudio de opinión del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados del año 2021 muestra que la población peruana, en promedio, tiende a sobreestimar las cifras de migrantes venezolanos que cometen actos delictivos. Cuando la realidad nos indica que la tasa de venezolanos en cárceles peruanas representa solo el 0,48% del total de población penitenciaria en el país, comparado el casi 3% que representa al total de la población venezolana en el Perú. Este hallazgo coincide con el panorama descrito por el Migration Policy Institute (2020), según el cual la proporción de reclusos extranjeros se hallaba muy por debajo de la cantidad de residentes venezolanos en Lima, Callao y La Libertad, regiones que concentran la mayor cantidad de estos migrantes.
M: Bueno, una cosa es la tasa de delincuencia y otra el ratio de reclusos en cárceles…
A: Entiendo tu punto, pero no podrás negar que entre ambos debería haber una alta correlación, por lo que los indicadores presentados por ambas instituciones apuntan a que –en términos relativos y absolutos– los venezolanos que han migrado al Perú delinquen menos que los peruanos.
M: Ok, punto para ti. Pero mi principal objeción se debe al impacto sobre el mercado laboral. Una inmigración tan grande –se calcula que para fines de este año habrán migrado más de 1.2 millones de venezolanos al Perú– lo que hace es incrementar abruptamente la oferta de trabajo y deprimir los salarios reales de los trabajadores nacionales. De hecho, estos migrantes aceptan salarios más bajos porque están desesperados por las condiciones en su país de origen y con ello, se presiona a la baja los salarios en el país receptor. Pura oferta y demanda, mi querido Adamo.
A: Creo que tu análisis es muy simplista. Los inmigrantes también gastan sus ingresos en el país receptor: van al supermercado, se cortan el pelo, gastan en transporte, etc. De manera que el influjo de migrantes también dinamiza la demanda interna (en el 2020 el impacto habría sido superior a los S/ 5,000 millones) y contribuye a la recaudación fiscal del país (en más de S/ 300 millones en el 2020), todo lo cual beneficia a los ciudadanos del Perú.
M: Mmm… no me convences. Habría que revisar esas cifras.
A: Existe un famoso estudio de David Card acerca del impacto de los “Marielitos” que llegaron a Miami provenientes de Cuba en 1980. Como recordarás, ese año llegaron a Miami unos 125,000 cubanos – la mayoría con poca o nula educación – muchos de los cuales se quedaron permanentemente en Miami. Se estima que la oferta laboral de Miami se incrementó súbitamente en un 7%. Para estimar los impactos, Card comparó la evolución de los salarios y la tasa de desempleo en Miami, antes y después de la llegada de los inmigrantes y lo comparó con las trayectorias de salarios y empleos en otras ciudades similares de los EEUU que no tuvieron este flujo (Atlanta, Houston, Los Angeles y Tampa). Card no encontró diferencia alguna, ni luego de la inmigración ni tampoco varios años después. Los salarios de los nativos de Miami no fueron afectados por la llegada de los Marielitos.
M: Entiendo que este estudio de Card fue materia de muchas críticas y en todo caso, no es concluyente. Pero más allá de eso, considero que la fuerte migración venezolana incrementa la demanda por servicios públicos, no solo incrementa la recaudación fiscal. Por ejemplo, la migración aumentó el costo de la lucha contra la pandemia del COVID-19 en el Perú. Tener que atender a esta nueva población le tuvo que generar mayor estrés a nuestro sistema de salud. Eso creo que no lo puedes negar, pues es puro sentido común.
A: Tú siempre tan pinchaglobos y cortoplacista: ¿qué querías que se los discrimine y se mueran?…
M: No, de ninguna manera. Pero la verdad, no creo que las cifras que has compartido sean correctas. Creo que la migración venezolana ha puesto presión sobre el gasto público y le tiene que haber quitado el trabajo a miles de trabajadores peruanos, particularmente en las labores más básicas, afectando los ingresos medios de nuestros trabajadores. Tal vez en el mediano plazo, en la medida que los migrantes representen mano de obra calificada, esto pueda tener un impacto positivo en la economía, pero no en el corto plazo.
A: Finalmente, dices algo sensato en este campo. Es importante poner atención no solo a la cantidad de migrantes sino a la calidad de los mismos. Según una encuesta reciente del INEI, el 31.8% de los migrantes venezolanos mayores de edad tiene estudios de educación superior (universitarios y/o superiores técnicos) terminados. Así, este influjo ayudaría a cerrar la brecha de profesionales requeridos en las diferentes regiones del país y contribuiría a aumentar la productividad media del trabajo. Este aporte al stock de capital humano en país no es poca cosa. Según un estudio de la Cámara Empresarial Venezolana- Peruana y la Fundación Konrad-Adenauer-Stiftung (KAS), desarrollar este capital humano le habría costado al Estado Peruano alrededor de S/ 13 mil millones!
M: El FMI tiene una visión menos halagüeña. En un reporte reciente sobre inmigración en varios países, esta institución reconocía que dado que la mayor parte de los migrantes consiguen un trabajo –incluso si este no corresponde con sus habilidades– el empleo total aumenta, pero los salarios reales descienden. Los sueldos más bajos desestimulan la participación de algunos trabajadores locales en el mercado laboral, mientras que el desempleo general aumenta a medida que la tasa de desempleo de los migrantes supera la de los trabajadores locales.
A: Ese informe del FMI concluye que es difícil evaluar la contribución de la migración venezolana al PBI de los países receptores debido a que esos efectos toman tiempo para su evaluación, y por las limitaciones en la disponibilidad de datos recientes, en parte debido a la pandemia. Pero creo firmemente que, dado que el nivel educativo promedio de los inmigrantes venezolanos es superior al de los locales, muy probablemente se generarán aumentos en productividad y del PBI potencial en el corto y mediano plazo.
M: Creo que eres demasiado optimista respecto de los impactos positivos de la inmigración venezolana en el Perú. Yo tiendo a ser mucho más cauto, creo las estadísticas todavía no reflejan todos los costos en los que debemos haber incurrido.
A: Parece que no nos entendemos…