CEO de Austral Group
Desde sus inicios, la actividad pesquera fue concebida como una labor realizada por hombres. Lamentablemente, a pesar de los avances tecnológicos que han ido relegando a un plano secundario la utilización de la fuerza, la pesca, al igual que la minería e hidrocarburos, sigue siendo considerada como un sector duro, donde la participación de la mujer se limita, en los mejores casos, a las áreas de dirección o a las de soporte, alejadas de las áreas vinculadas directamente a las operaciones.
En este contexto, no sorprende que las tripulaciones de la flota pesquera industrial estén conformadas en un 100% por hombres y que, salvo el caso de destajeras, sean contadas las mujeres que trabajan en las plantas industriales, donde las posiciones de liderazgo casi en su totalidad son masculinas, a excepción de las jefaturas de aseguramiento de calidad donde, quizá también por algún tipo de sesgo, la presencia femenina es muy importante.
Aun cuando desde hace más de dos décadas varios puestos de liderazgo en importantes empresas del sector vienen siendo asumidas por mujeres, no se ha logrado un avance importante en la inclusión de ellas en áreas operativas. En efecto, tenemos que solo el 14% del total de los puestos de trabajo en la pesca está cubierto por mujeres, mientras que en las posiciones gerenciales, directivas o gremiales, la cifra sube a 34%. Ello demuestra que se han podido reducir algunos mitos de género en la pesca, pero que los beneficios de la participación de las mujeres en dichas posiciones no han sido suficientes para atraer el talento femenino al corazón mismo del negocio.
Ante esta situación, las empresas pesqueras industriales, desde sus comités de equidad de género, vienen impulsando diversas iniciativas para promover la participación de las mujeres en puestos que van más allá de lo tradicional. Como primer paso necesitamos más ingenieras y más científicas en el sector. Para lograrlo, es necesario buscar ‘fuera de la caja’ y así atraer talento femenino con experiencia en otros sectores, ya que no vamos a encontrarlas dentro de un rubro en el que no han tenido mayores oportunidades.
Muestra de que sí se puede es que por primera vez esta actividad cuenta con una superintendenta mujer que está desde hace más de medio año a cargo de una de las plantas más importantes de una empresa pesquera líder; ella viene del sector agroexportación y su proceso de aprendizaje ha sido mucho más rápido y exitoso de lo que muchos hubieran podido imaginar.
Hechos como este, además de ser tan inspiradores como, por ejemplo, que dos de las seis empresas más grandes, así como el gremio del sector estén dirigidos por mujeres, abren el camino para que se continúe con la incorporación de más talento femenino en diferentes puestos operativos, incentivando a que muchas jóvenes apuesten por carreras técnicas o de ingeniería, para lograr posiciones importantes en sectores duros como el nuestro, que hoy ofrecen salarios por encima del mercado.
En lo que a las tripulaciones se trata, el sueño de alcanzar una presencia femenina importante puede lograrse a través de instituciones, como la Escuela Nacional de Marina Mercante (ENAMM), de donde podrían egresar las futuras capitanas de pesca de la flota pesquera peruana. Sin duda, esto sería inspirador para otras jóvenes que aún miran a la pesca como un sector laboral exclusivo para los hombres.
La travesía ya empezó, estamos navegando hacia la equidad de género en sectores duros como la pesca que requieren de mujeres fuertes y decididas para tomar este reto. Hoy, en el Día Internacional de Mujer, hago un llamado a hombres y mujeres para que juntos tomemos el timón del desarrollo del Perú en igualdad de oportunidades.