Consultora de LHH DBM Perú y Master Coach de LHH Región LATAM
Recientemente nos contactaron para apoyar a un gerente muy bueno en su especialidad, con excelentes competencias técnicas y que suele cumplir con los objetivos de su área, pero a costa del desgaste de su equipo y del malestar de las otras áreas de la empresa.
Este ejecutivo no era consciente de tener problemas en sus relaciones interpersonales, especialmente con sus pares y subalternos. Se trata de una persona con muchísimo potencial, pero que necesita mejorar algunas competencias blandas para dar resultados aun en tiempos difíciles, cuidando el clima laboral y para poder estar listo para lo siguiente.
Las empresas viven momentos de cambios y transformaciones, para los cuales requieren líderes que estén preparados para estos retos. Al respecto, cabe preguntarse si sus líderes ¿tienen las competencias, las habilidades blandas para conectar con sus equipos y llevarlos a lograr los resultados? ¿tienen las competencias para llevar a la organización a un siguiente nivel? ¿están preparados para lograr los objetivos del negocio en contextos complejos e inciertos?
El coaching ejecutivo es un proceso de desarrollo co-creativo, que incrementa el autoconocimiento y permite desarrollar las competencias que los líderes necesitan para conectar con sus equipos y motivarlos a lograr los resultados de negocio que han proyectado para sus empresas; fortalece el accountability para la toma de decisiones rápidas y acertadas aún en contextos complejos y cambiantes.
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Comparto las cinco etapas que el modelo de coaching ejecutivo de LHH considera para lograr adueñarse de esa o esas competencias necesarias, para lograr ese cambio de comportamiento que pueda sostenerse en el tiempo:
Conciencia: A través de los resultados de una evaluación de desempeño o a través del feedback de su jefe, de un compañero, de un reporte o del coach, la persona se da cuenta que hay comportamientos que necesita cambiar, es decir, toma consciencia de una incompetencia - una oportunidad de mejora- hasta ese momento inconsciente.
Aceptación: Se alcanza al estar de acuerdo sobre la existencia del comportamiento a cambiar o mejorar, cuando esa incompetencia hasta ese momento inconsciente se hace consciente, es decir, se toma consciencia de la oportunidad de mejora. “¡Sí, es verdad, tienes razón, me estás ayudando a ver que tengo esto que mejorar!”
Desarrollo de habilidades: Ésta o éstas se adquieren mediante la formación, la educación y la experiencia. A través de lecturas, de estudios y sobre todo a través de la puesta en práctica de tareas que el/la coachee ha considerado en su plan de acción para el proceso de coaching.
Cambio de comportamiento: Ocurre cuando se crea un nuevo enfoque o se cambia la forma de pensar sobre una situación rompiendo paradigmas. Esto se va logrando a través del proceso de coaching, a través de la práctica, de aplicar día a día la competencia de manera consciente.
Maestría: El dominio ocurre cuando el nuevo comportamiento se hace propio y fluye de manera natural, cuando la competencia que se ha adquirido se realiza de forma inconsciente. Como cuando aprendemos a manejar una auto mecánico, al principio los cambios los realizamos de manera consciente y luego después de varias horas. Incluso de días en la práctica del manejo, los cambios se hacen de forma inconsciente.
Para que el proceso sea exitoso, lo primero que es importante tener en cuenta es que la persona que reciba el programa de coaching realmente lo quiera, lo acepte y se comprometa con él. Es importante también considerar que los cambios de comportamiento toman tiempo y requieren de un plan de acción amplio, que abarque distintas situaciones y tareas a trabajarlas día a día, con constancia.
Un factor crítico de éxito es que las personas reciban el programa de coaching ejecutivo como un regalo, como una real oportunidad para lograr cambios y mejoras en favor de su crecimiento y desarrollo; así podrán comprometerse con su proceso y poner lo mejor de su parte para lograr el éxito deseado.
Hoy, cada vez más en el mundo, las organizaciones reconocen el valor de construir una cultura de coaching, que ofrezca a sus colaboradores de todos los niveles la oportunidad de desarrollar sus habilidades, mejorar su valor y alcanzar sus metas profesionales. Las empresas peruanas tampoco quieren quedarse atrás.
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