Tras dos años ausentes por la pandemia, los visitantes extranjeros están regresando en esta primavera boreal a París, que apuesta ahora por un “turismo más sostenible” para mantener el magnetismo de la ciudad.
“Cuando estoy en casa, extraño Paris.” Beat, de 69 años y Heidi, de 66, dos suizos que paseaban el jueves al pie de la catedral de Notre-Dame, venían “todos los años a París, desde hace 30 años”, hasta que el Covid-19 los privó de ese placer.
Por primera vez en París, Anne-Marie, de 25 años, y su padre Henri, de 55, han llegado desde Munich por tren. Están felices, pues durante la pandemia no habían salido de Baviera.
Para visitar el museo del Louvre, Anne-Marie se pone su mascarilla. “Trabajo en un hospital, tengo mucho cuidado”, dice.
Triplicar las ventas
“El regreso de los turistas empezó a fines de febrero, pero sobre todo” se disparó “desde la semana anterior a la Pascua” confirma Léo Razzaz, que ha triplicado desde fines de marzo la cantidad de ‘focaccia’ vendidas en su puestito móvil, estacionado en la plaza del Palais-Royal.
Con un 20% más de turistas respecto a 2019, “sin los rusos ni los asiáticos”, el fin de semana pascual ha sido brillante, con hoteles llenos a 82%, subrayaba Jean-François Rial, presidente de la Oficina de Turismo y de los Congresos de París (OTCP), el miércoles en la cadena de televisión BFM Business. Y la torre Eiffel ha recibido 22,000 visitantes por día, muy cerca de su capacidad máxima.
En el fin de semana de Pascua los norteamericanos fueron casi tan numerosos como antes de la pandemia (solo un 2% menos), igual que los europeos (-8%), según la OTCP, que cree que “estas dinámicas se van a mantener”
Así, en julio, se prevé que los turistas europeos serán mas numerosos en la capital francesa que en 2019, mientras que el regreso de los estadounidenses “en volúmenes prepandémicos” podría producirse después del verano boreal, estima la OTCP.
En la torre Eiffel, además del regreso de los norteamericanos, destaca una “renacionalización” de los visitantes, pues una cuarta parte de éstos son franceses, el doble de lo que ocurría antes de la crisis sanitaria, subraya Jean-François Martins, presidente de la sociedad de explotación (Sete).
¿Un turismo “más resistente”?
A falta de turistas rusos, bloqueados por la guerra con Ucrania, y asiáticos, que salen con mucha más prudencia de la pandemia, “esta dinámica es interesante porque se apoya sobre el retorno de un turismo más local, francés y europeo” coincide Frédéric Hocquard, encargado de turismo en la municipalidad de París.
Así, menos llegadas por avión, más en tren, con estadías más largas y “mejor repartidas en todo el territorio”: para el responsable municipal, la salida de la crisis supone una oportunidad para acercarse a un “turismo más sostenible, y por tanto más resistente en período de crisis”.
Rial, de la OCTP, quiere por su lado “evitar la superconcentración de turistas en el mismo momento y en el mismo lugar” por lo que propone los “París alternativos”.
En el sitio de la oficina de turismo, hay por ejemplo propuestas de los mejores barrios para los frescos de street-art, o se incita al visitante a salir de los límites de la capital --traspasando el “periférico” que la rodea-- para ir hasta Vitry-sur-Seine o Saint-Denis.