Las vacunas contra la influenza no están evitando que la variante dominante del virus de esta temporada cause una enfermedad leve o moderada que requiera tratamiento médico, según un análisis provisional realizado por investigadores dirigidos por el Gobierno de Estados Unidos.
La eficacia de la formulación para prevenir tales casos se estimó en un 16%, lo que estadísticamente era indistinguible de no estar vacunado, según el estudio dirigido por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos. Los hallazgos se informaron el jueves en el Informe semanal de morbilidad y mortalidad de la agencia.
Todavía se recomienda la vacunación para personas mayores de 6 meses mientras el virus esté circulando, dijeron los CDC. Las vacunas aún pueden prevenir casos graves, hospitalizaciones, admisiones a cuidados intensivos y la muerte, y pueden funcionar contra otras variantes que surjan más adelante en la temporada, dijeron los autores.
Los funcionarios de salud han abogado durante mucho tiempo por las vacunas para proteger contra la enfermedad viral de invierno que generalmente mata a unos 36,000 estadounidenses al año, la mayoría de ellos mayores o con problemas de salud. Sin embargo, la influenza muta constantemente y la vacuna, que se reformula cada año, nunca brinda una protección perfecta, lo que lleva a algunas personas a dudar de sus beneficios generales.
El enfoque generalizado en la pandemia y las preocupaciones del público sobre las vacunas para prevenir el COVID también pueden haber tenido un impacto en las tasas de vacunación. Las dosis distribuidas esta temporada a partir de la tercera semana de febrero cayeron un 10% respecto a hace un año, según el sitio web de los CDC.
El análisis se basó en seis meses de datos de más de 3,600 personas con enfermedades respiratorias agudas en California, Michigan, Pensilvania, Tennessee, Texas, Washington y Wisconsin. El bajo número de casos impidió que los investigadores estimaran la eficacia en diferentes grupos de edad, según el estudio.
Las estimaciones de la eficacia de la vacuna aún podrían cambiar al final de la temporada a medida que más personas se infecten o si otras variantes del virus predominan más adelante en la temporada, dijeron los autores. Los casos de influenza en Estados Unidos generalmente alcanzan su punto máximo entre diciembre y febrero, pero pueden durar hasta mayo.
“La actividad de la influenza es difícil de predecir, y las estrategias para prevenir la enfermedad siguen siendo importantes para reducir la presión sobre los servicios de atención médica”, concluyeron los autores.
Los CDC también sugirieron el uso de medicamentos antivirales, que incluyen Tamiflu, además de la vacunación. Dichos medicamentos también pueden ofrecer protección contra las variantes de la influenza que podrían circular más adelante en el año.
Con el éxito de las vacunas de ARN mensajero contra el COVID-19, los fabricantes de vacunas Moderna Inc. y la asociación Pfizer Inc.-BioNTech SE están estudiando la posibilidad de utilizar el mismo enfoque para las vacunas contra la influenza. Si bien los investigadores anticipan que la tecnología algún día permitirá a los científicos mejorar la eficacia de las vacunas existentes, puede ser un tarea larga y complicada.