Estados Unidos expresó hace pocos días su apoyo a un levantamiento temporal de las patentes sobre las vacunas. Sin embargo, algunos países todavía se resisten a esta posibilidad y señalan que hay mejores opciones para eso. El objetivo es lograr un consenso sobre cómo impulsar la producción de vacunas.
Las diversas invenciones, entre ellas las medicinas, están cubiertas por patentes que brindan protección legal para evitar sus copias. Las vacunas, en ese sentido, no son la excepción. Estas otorgan a los fabricantes los derechos sobre sus descubrimientos, así como los medios para obtener ingresos con ellos, fomentando un incentivo para la innovación.
Un grupo de países, liderado por India y Sudáfrica, según informa la BBC, propusieron a la Organización Mundial de Comercio (OMC) que las patentes sobre vacunas y otros artículos relacionados con la COVID-19 deberían ser retiradas de esta protección.
Explicaban que, por la situación extrema, las recetas deberían compartirse para que otros fabricantes puedan producirlos localmente para masificarlos de forma más rápida.
Dificultades
Sin embargo, estos planteamientos recibieron críticas por parte de las compañías farmacéuticas y otros países, como la Unión Europea y el Reino Unido. Incluso, Estados Unidos, en un principio. La mayor parte de los costos involucrados en la creación de vacunas ocurre en la etapa de investigación y desarrollo. En cambio, la fabricación cuesta menos.
La principal objeción al levantamiento de patentes es que podría deteriorar ingresos y así diluir la investigación.
Pero no todo significa dinero, porque algunos laboratorios como AstraZeneca están ofreciendo las dosis a precio de costo. Además, esta exención sería solo temporal.
Los productores de vacunas y sus países de origen, argumentan que esa posibilidad a la renuncia de patentes no resolvería mucho, porque sería entregar una receta sin ingredientes ni instrucciones.
Riesgos
Si bien la patente cubre los aspectos más importantes del proyecto, no las instrucciones del proceso de producción preciso. Hay vacunas como las de Pfizer y Moderna (del tipo ARNm), que usan una nueva tecnología muy avanzada y solo un grupo pequeño de personas sabe cómo producirlas. Desarrollar este proceso, llevó una década y verificar los sitios de producción puede tomar hasta un año.
Ante ello, la industria farmacéutica teme que, sin acceso a todos los conocimientos técnicos y a las herramientas, el levantamiento de patentes podría dar lugar a problemas de calidad, seguridad y eficacia, e incluso, posibles falsificaciones.
Alternativas
Reino Unido plantea que la OMC, que supervisa las reglas del comercio mundial, apoye el establecimiento de diversas asociaciones tipo Covax. Además, se brinde licencias voluntarias, como las colaboraciones entre el Instituto Serum de India y Oxford-AstraZeneca.
No obstante, sin el respaldo de otros países claves, pueden estacarse la medida. Alemania, ya expresó su oposición. Ahora estas discusiones deben llegar a la OMC, para tomar decisiones a través de consensos.