Se está gestando un cambio histórico en el país que alberga las mayores reservas mundiales de un metal indispensable para la fabricación de baterías.
Chile está transformando su modelo de extracción y producción de litio en medio de iniciativas del Gobierno por conseguir participaciones mayoritarias en nuevos contratos con empresas privadas. El presidente Gabriel Boric está caminando por la cuerda floja, buscando una distribución más justa de la riqueza derivada de los recursos de Chile, sin comprometer la posición del país como un importante actor en la transición hacia la energía limpia.
El segundo mayor productor mundial de litio, que se está trasladando a un sistema estatal, corre el riesgo de obstaculizar el suministro del mineral de mayor valor en la cadena de suministro de baterías, justo cuando el mundo automotriz lo necesita más que nunca.
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“El dinero es un cobarde. Huye a la primera señal de problemas”, dijo esta semana el multimillonario canadiense del sector minero, Robert Friedland, pronosticando que el nuevo marco de Chile desalentará la inversión.
En virtud del actual modelo de Chile, las empresas firman contratos de operaciones y se les asignan cuotas. Los royalties que se pagan al Gobierno son, por lejos, los más altos del mundo, a una tasa marginal de 40% del precio de exportación del litio. Con solo dos operaciones en un solo salar, Chile ha perdido participación en la producción global frente a países con reglas más favorables a los inversionistas, como Argentina.
La incertidumbre sobre cómo funcionará el nuevo modelo de propiedad estatal es “un gran negativo”, dijo Joe Lowry, fundador de la firma de asesoría Global Lithium. Las acciones de SQM, que está a cargo de la mayor operación mundial de salmuera en el desierto del norte de Chile, se desplomó un récord de 19% el 21 de abril, el día después de que Boric anunciara su nueva estrategia. Albemarle Corp. —otro productor de Chile— cayó un 10%.
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Boric busca recaudar una mayor parte de las ganancias mineras para ayudar a financiar escuelas, hospitales, carreteras y puentes, y abordar las desigualdades a raíz de las protestas sociales que estallaron en 2019. Su modelo también requerirá operaciones en uno de los lugares más secos de la Tierra para adoptar una nueva técnica que consume menos agua, pese a que el método no ha sido probado a escala y podría significar una menor producción, al menos inicialmente.
“El objetivo es el control”, dijo a Bloomberg el ministro de Economía, Nicolás Grau, en una entrevista. Las diversas decisiones fundamentales que toman las empresas deben responder “a los intereses que tenemos como país”.
La Administración de Boric ha dicho que sus medidas han sido bien recibidas debido a que las empresas creen que se verían beneficiadas de una potencial asociación con el Estado en proyectos que aprovecharían una mayor parte de los recursos más grandes del mundo. Conseguir la aceptación de las comunidades locales y de la sociedad en general y soportar los trámites burocráticos podría ser más fácil para las empresas si tienen al Estado como socio.
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Esas ventajas pueden aplicarse a las empresas de exploración más pequeñas, dijo el analista de BTG Pactual César Pérez-Novoa, pero los actores más establecidos preferirían no ser relegados a roles menores.
El Gobierno se ha comprometido a respetar los contratos existentes con SQM y Albemarle, que suministran a empresas como Tesla Inc. y el fabricante surcoreano de baterías LG Energy Solution Ltd. El Gobierno les dio a ambas firmas dos opciones: mantener el control total durante el resto de sus contratos y arriesgarse a perderlo, o dejar que el Estado asuma una participación mayoritaria antes, con la esperanza de que puedan seguir operando por más tiempo.
SQM, cuyo contrato vence en 2030, dijo que espera llegar a un acuerdo para seguir produciendo bajo el nuevo modelo, mientras que Albemarle tiene más flexibilidad porque su contrato no vence hasta 2043.
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Si bien fue muy anunciado, el nuevo modelo del litio en Chile sorprendió a muchos inversionistas. Hasta que haya más claridad sobre cómo se repartirá el riesgo financiero, es probable que los inversionistas se mantengan al margen, según analistas de Citigroup. Si persiste la incertidumbre, podrían trasladar el capital a empresas australianas y canadienses, escribieron esta semana en un informe a los clientes. Argentina es otro posible beneficiario.
Incluso si el dinero se traslada a otros países, es posible que los fabricantes de vehículos eléctricos no puedan esperar a que esos proyectos se aceleren y produzcan, lo que lleva años. El nacionalismo de los recursos también está cobrando fuerza en otros lugares: el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, declaró que el litio es demasiado estratégico para los inversionistas privados, mientras que Myanmar, Zimbabue e Indonesia han implementado restricciones que afectan a varios productos básicos.
Pérez-Novoa, de BTG Pactual, dijo que Chile tiene una reputación indiscutible en el suministro de minerales fundamentales para todo el mundo, y este evento específico —al menos para el mundo de los vehículos eléctricos— agrega una nueva incertidumbre en la cadena de suministro. Luego agregó que dicha incertidumbre es contraproducente para el mercado del litio en su conjunto y, por extensión, para la industria de los vehículos eléctricos que necesita ese suministro.
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