Una nueva investigación que aprovecha el potencial de las bacterias ha dado un paso más para ayudar a construir células sintéticas avanzadas que imiten la funcionalidad de la vida real.
El estudio dirigido por la Universidad de Bristol y que publica Nature supone “un importante avance en el despliegue de células sintéticas, conocidas como protocélulas, para representar con mayor precisión las complejas composiciones, estructura y función de las células vivas”, informó el centro de estudios.
Establecer la funcionalidad real de las protocélulas es un gran reto global que abarca múltiples campos, desde la biología sintética ascendente y la bioingeniería hasta la investigación del origen de la vida.
El equipo, encabezado por Stephen Mann de la Universidad de Bristol (Reino Unido), recurrió a las bacterias para construir células sintéticas complejas mediante un proceso de ensamblaje de materiales vivos.
El científico indicó que “conseguir una alta complejidad organizativa y funcional en las células sintéticas es difícil, especialmente en condiciones cercanas al equilibrio”, y esperó que esta investigación con bacterias “ayude a aumentar la complejidad de los modelos actuales de protocélulas”.
El enfoque usado por los investigadores para la construcción de protocélulas altamente complejas usa microgotas viscosas llenas de bacterias vivas como lugar de construcción microscópico.
El equipo expuso las gotas a dos tipos de bacterias, una de ellas fue capturada espontáneamente dentro de las gotas y la otra quedó atrapada en la superficie.
A continuación, se destruyeron ambos tipos de bacterias, de modo que los componentes celulares liberados quedaron atrapados en el interior o en la superficie de las gotas para producir protocélulas bacteriogénicas recubiertas de membrana que contienen miles de moléculas, piezas y maquinaria biológica.
Los investigadores descubrieron que las protocélulas eran capaces de producir moléculas ricas en energía a través de la glucólisis y de sintetizar ARN y proteínas mediante la expresión génica in vitro, lo que indica que los componentes bacterianos heredados permanecían activos en las células sintéticas.