Las superpotencias agrícolas del mundo están divididas sobre si se deberían aplicar sanciones a los fertilizantes rusos en un momento en que el aumento de los precios amenaza con impulsar aún más la inflación de los alimentos.
Brasil, el mayor exportador de todo tipo de productos agrícolas, desde soja hasta café y azúcar, y el principal importador de fertilizantes, aboga por mantener los nutrientes de los cultivos libres de sanciones en nombre de la seguridad alimentaria. Estados Unidos, por otro lado, se inclina por subir la apuesta contra Rusia.
“Tal vez sean necesarios sacrificios para hacer frente a la guerra injustificada que Rusia decidió iniciar”, dijo el miércoles el secretario de Agricultura estadounidense, Tom Vilsack, durante un acto virtual organizado por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
Aunque solidariza con quienes luchan por encontrar fertilizantes a precios asequibles, Vilsack dijo que es necesario tomar medidas, ya que la democracia ucraniana está bajo asedio. El Departamento de Agricultura de Estados Unidos ha intentado amortiguar el impacto del aumento de los costos mediante esfuerzos para reducir el uso de nutrientes en los cultivos.
Sin embargo, Estados Unidos también es un gran importador de fertilizantes, ya que cubre casi todas sus necesidades de potasa desde Canadá, según Alexis Maxwell, analista de Green Markets de Bloomberg. Alrededor de un tercio del nitrógeno utilizado en Estados Unidos proviene del extranjero, principalmente de Medio Oriente y Rusia. En cuanto a los fertilizantes fosfatados, los envíos llegan de Arabia Saudita y Australia.
Pero ningún otro país depende más de los productos extranjeros que Brasil. La nación sudamericana importa más del 85% de su demanda de fertilizantes, y la dependencia de las importaciones supera el 90% en potasa y nitrógeno. Rusia, el principal proveedor, y Bielorrusia, que también está sometida a sanciones económicas, representan en conjunto el 28% del total.
“Restringir el consumo de fertilizantes puede perjudicar el rendimiento de los cultivos, aumentar la inflación y amenazar la seguridad alimentaria”, dijo la ministra de Agricultura de Brasil, Tereza Cristina. “Podemos crear un problema mayor al empeorar el hambre en el mundo”.
La ministra se encuentra celebrando una serie de reuniones con autoridades de países productores de fertilizantes para asegurar el suministro para el país. Canpotex, una empresa conjunta que comercializa potasa para Nutrien Ltd. y Mosaic Co. fuera de Norteamérica, pretende aumentar las ventas a Brasil.
Nutrien anunció a última hora del miércoles que la empresa aumentará la capacidad de producción de potasa a unos 15 millones de toneladas en el 2022, un incremento de casi un millón de toneladas en comparación con las expectativas anteriores. Se espera que la mayor parte de ese volumen se produzca en la segunda mitad del año.
Sin embargo, a los problemas de Brasil se suma la posibilidad de un paro laboral en uno de los mayores ferrocarriles de Canadá. Canadian Pacific Railway Ltd. emitió un aviso comunicando que tiene previsto bloquear el acceso a los empleados a primera hora del domingo si el sindicato y la empresa no consiguen negociar un acuerdo o aceptar un arbitraje vinculante. La interrupción está a punto de crear más incertidumbre en los mercados de fertilizantes justo cuando los agricultores necesitan nutrientes clave para plantar los cultivos de primavera.
Los líderes agrícolas de las naciones que forman parte del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura, IICA, apoyaron la propuesta de Brasil durante la reunión del miércoles, incluidos Uruguay y Paraguay. Vilsack representaba a los productores de Norteamérica.