La invasión de Rusia a Ucrania ha provocado la ruptura de la tradición de no enviar armas a países en conflicto de Suecia y Finlandia, aliados pero no miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), en una situación de aumento de apoyo al ingreso.
Los últimos sondeos reflejan mayor respaldo a entrar en la OTAN, sobre todo en Finlandia, y varios partidos pro-Alianza han reforzado su discurso favorable a la entrada.
Pero los gobiernos socialdemócratas que rigen ambos países mantienen la línea actual y descartan modificarla de momento, mientras el régimen ruso de Vladimir Putin avisa de las posibles consecuencias de un ingreso.
Desde la invasión soviética de Finlandia en 1939 Suecia no autorizaba mandar armas a un país en conflicto, hasta que el lunes 28 de febrero el Parlamento aprobó enviar a Kiev 5,000 lanzacohetes y equipamiento por casi 38 millones de euros.
Suecia tiene leyes estrictas para exportar armas a zonas de conflicto, aunque con excepciones, como suministros vinculados a contratos anteriores, argumento usado con Estados Unidos y Reino Unido durante la invasión de Irak; o si afecta a la seguridad y la política exterior, razón esgrimida ahora.
El Gobierno de Finlandia anunció también el lunes el envío a Ucrania de 2,500 rifles de asalto, 150,000 piezas de munición y 1,500 armas antitanque para apoyar a las autoridades ucranianas.
Esta decisión fue calificada de “histórica” por la primera ministra, la socialdemócrata Sanna Marin, al ser la primera vez que Finlandia hace una excepción en su política de neutralidad y suministra armas letales a un país en guerra.
El presidente finlandés, Sauli Niinistö, quien refrendó la medida, señaló no obstante que el envío de armamento no convierte a Finlandia en partícipe de la guerra, pero servirá para ayudar a que el pueblo ucraniano se defienda de una agresión.
“El objetivo original de esta política era evitar situaciones de sometimiento en las que el armamento pudiera ser utilizado con fines ofensivos, pero ese ahora no es el caso”, afirmó Niinistö a la televisión estatal YLE.
Ingreso en la OTAN
Un sondeo reciente del periódico conservador Svenska Dagbladet revela que el 39% de los suecos apoya entrar en la OTAN -por un 29% en contra-, cifra varios puntos superior a un estudio de enero.
El líder opositor, el conservador Ulf Kristersson, ha redoblado las consignas a favor del ingreso y resaltado que Suecia no tiene garantizada la protección de la OTAN en caso de ataque, aunque las autoridades no creen que el conflicto en Ucrania suponga un aumento de la amenaza directa.
“Es importante que Suecia tenga estabilidad en su doctrina de seguridad básica, en su libertad de alianza. Lo importante es concentrarnos en ajustar nuestra preparación y hacer maniobras con otros países”, ha dicho el ministro de Defensa, Petter Hultqvist.
Suecia envió cientos de soldados a la isla báltica de Gotland en enero por el aumento de buques rusos en la zona, gesto simbólico encuadrado en varias medidas impulsadas desde el 2014, tras la adhesión de Crimea por Rusia y la detección de un supuesto submarino extranjero en Estocolmo, episodio nunca aclarado.
Así se ha reimplantado el servicio militar, aumentado el presupuesto de Defensa, realizado las mayores maniobras militares en 24 años y establecido de nuevo un destacamento permanente en Gotland.
Aunque los contrarios al ingreso son mayoría en el Parlamento, un hipotético triunfo electoral de la oposición en las legislativas de septiembre podría cambiar el equilibrio.
La tradición sueca implica, no obstante, que las grandes reformas requieren de amplio consenso, por lo que sería inviable un giro sin contar con los socialdemócratas.
Cambio radical en Finlandia
La guerra en Ucrania ha provocado un cambio radical en la actitud de los finlandeses respecto a un eventual ingreso del país nórdico en la OTAN, pese a las constantes amenazas de Rusia.
En poco más de un mes el porcentaje de finlandeses que se oponen a entrar en la OTAN ha caído de 43% a 28%, mientras que los partidarios han aumentado desde 30% a 53%, según un sondeo publicado el lunes.
La escalada de las tensiones en Ucrania llevó a un grupo de partidarios del ingreso en la OTAN a lanzar una iniciativa ciudadana para pedir que el Eduskunta (Parlamento) convoque este mismo año un referéndum consultivo.
Esta iniciativa popular recogió en menos de una semana las 50,000 firmas necesarias para su tramitación en el Eduskunta, por lo que el Gobierno decidió reabrir a partir de este martes el debate parlamentario en torno a una posible adhesión a la Alianza.
No obstante, la primera ministra, Sanna Marin, puntualizó a través de Twitter que el objetivo de este pleno no será “debatir en profundidad” la relación de Finlandia con la OTAN, sino más bien tantear la opinión de todos los partidos políticos.
Finlandia es el segundo país europeo -después de Ucrania- que más kilómetros de frontera comparte con Rusia y ya sufrió una invasión similar por parte de la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial, por lo que la cuestión de la OTAN siempre ha sido especialmente sensible.
Sin embargo, lo sucedido en Ucrania hace que muchos finlandeses prefieran enfrentarse eventualmente a las “graves consecuencias político-militares” con las que amenaza Moscú formando parte de la Alianza que como un país no alineado.