Sudán del Sur está al borde de la quiebra por el cese de sus exportaciones de petróleo, interrumpidas por la guerra que comenzó hace un año en Sudán entre el Ejército y el grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) y que detuvo el funcionamiento del oleoducto que transportaba el crudo del país más joven de África.
La imposibilidad de exportar petróleo, de lo que el tesoro público depende en un 90%, ha sumergido a Sudán del Sur en una nueva crisis económica, con la caída del valor de la moneda nacional frente al dólar, altos precios en el mercado, dificultad para pagar el sueldo a los funcionarios y cubrir servicios básicos, así como una mayor fragilidad de las condiciones de seguridad.
Sin petróleo por la guerra
El gobierno sudanés explicó en una carta a las autoridades de Yuba el pasado 28 de marzo los problemas que enfrenta para transportar el petróleo sursudanés a través de sus oleoductos en Al Yabalin, próximo a la frontera compartida, y Port Sudan, en la costa sudanesa en el mar Rojo.
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Sudán atribuyó estas dificultades a los continuos combates entre el Ejército y las FAR en múltiples puntos del país, y afirmó que resolver la situación es “complejo dadas las actuales condiciones de guerra”, así que declaró un “estado de fuerza mayor” que le impide cumplir con su obligación de entregar el petróleo a través del oleoducto.
El pánico se extendió en Sudán del Sur. La libra sursudanesa experimentó una caída constante frente al dólar estadounidense y alcanzó un valor de cambio oficial de 1,800 libras por dólar y de 2,000 libras por dólar en el mercado negro.
En consecuencia, los precios de productos básicos aumentaron porque Sudán del Sur depende especialmente de las importaciones de alimentos, combustibles y materiales de construcción de los países del este de África por la falta de producción agrícola o industrial local.
Los efectos a pie de calle
Peter Mayai Tong, de 35 años y empleado de la Universidad de Yuba, dijo a EFE que no puede seguir trabajando “por las altas tarifas del transporte público”, inasumibles porque no recibe su salario como funcionario.
“Es un verdadero desastre. El dólar está subiendo y el mercado está en un estado de locura. Ya no puedo ir a la oficina todos los días por el alto costo del transporte. Me cuesta alrededor de 5,000 libras diarias (US$ 8,5), mientras me enfrento al problema de alimentar a mis tres hijos. Ahora vivimos con una comida al día, solo arroz. No hemos recibido nuestro salario en el último mes y no sabemos qué pasará en el futuro”, relató.
Nader Mohamed Idris, 40 años, comerciante y propietario de una tienda de comestibles en el mercado Konyo Konyo de Yuba, afirma a EFE que ya no pueden controlar los precios de los productos por las repetidas subidas del dólar en la última semana, cuando las ventas se detuvieron casi por completo por los altos precios y la falta de liquidez de los ciudadanos.
“Dejaremos de vender pronto si el dólar sigue subiendo. Queremos saber los beneficios que nos permitirán seguir en este comercio. Ahora no hay movimiento en el mercado por la falta de salarios y los precios altos, que aumentamos por la subida de impuestos. También somos víctimas de esta crisis”, agregó.
Reacciones políticas
Sukirri Juma Paul, miembro del Comité Económico del Parlamento Nacional, cree que la crisis actual tendrá importantes efectos en un futuro próximo, y pide al Gobierno que controle el mercado y el valor de la moneda.
“Esta crisis continuará durante casi un año. Nuestras pérdidas mensuales estimadas son de 100 millones de dólares y si el gobierno no interviene urgentemente, las condiciones de seguridad se deteriorarán y la criminalidad aumentará. Además, los aparatos estatales dejarán de funcionar por completo”, añadió.
El Ministerio de Hacienda considera que la mejor solución a esta crisis es incrementar la producción agrícola para proveer los alimentos necesarios y solicitar ayuda financiera a países amigos, además de aumentar los ingresos no petroleros para cubrir el déficit registrado en el presupuesto general estatal.
El ministro de Finanzas sursudanés, Awou Daniel Chuang, afirmó a EFE que intentarán “en los próximos días controlar el precio del cambio, proporcionando moneda fuerte de países amigos para importar productos básicos, especialmente alimentos y combustible”.
También proporcionará “salarios a empleados y trabajadores estatales”, aunque reconoce que “la solución ideal es volver a la agricultura y la producción y aumentar los ingresos no petroleros lo antes posible”.
Esta situación se da mientras el país sigue sufriendo la mayor crisis de refugiados de África desde que se independizara de Sudán en 2011 y estallara la guerra civil en 2013, a la que puso fin el acuerdo de paz de 2018 entre el Gobierno y la oposición.
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