Solo un embargo energético puede impedir a Rusia financiar la guerra en Ucrania, según un estudio del Instituto de Estudios Económicos Internacionales de Viena (wiiw).
El trabajo sostiene que las drásticas sanciones impuestas hasta ahora por Occidente “sólo afectarán a la capacidad de Rusia para hacer la guerra en Ucrania a mediano plazo”, por lo que Moscú podrá seguir financiando sus ataques militares durante un tiempo, a menos que se imponga un embargo a sus exportaciones energéticas.
Aunque el banco central ruso se vio sorprendido por la congelación de sus reservas de divisas en Occidente, entretanto ha sido capaz de estabilizar la situación macroeconómica, destaca el estudio, que analiza el impacto del conflicto armado en las economías de la Unión Europea (UE), Rusia y Ucrania.
“Los estrictos controles de capital y de cambio, el alivio regulatorio para los bancos y la duplicación de los tipos de interés hasta el 20% han evitado un colapso financiero”, explica Vasily Astrov, uno de los autores del análisis.
A mediano plazo, el experto estima “probable” que la guerra en Ucrania “le cueste caro al agresor en términos económicos”: el wiiw espera que el Producto Bruto Interno (PBI) de Rusia se contraiga entre un 7% y 15% este año, mientras que la inflación podría llegar a 30%.
Pero sin un embargo energético, a corto plazo no prevé que la guerra fracase por problemas de dinero, antes podría llevar a un fin la falta de soldados y armas.
“El gobierno ruso todavía tiene suficiente espacio fiscal para financiar la guerra durante más tiempo”, asegura Astrov.
Los efectos de las sanciones sí dificultarán la financiación de la guerra más tarde, a mediano plazo, destaca el estudio sin especificar un tiempo concreto.
Se trata de un escenario en el que la una alta inflación causará una caída masiva de los ingresos reales de los hogares y, por tanto, del consumo privado en Rusia.
Ya ahora, la producción industrial se ha visto muy afectada por los problemas en la cadena de suministro debido a las sanciones y el “éxodo masivo de empresas occidentales, lo que consolidará la brecha de Rusia con los países ricos”.
“El paquete de estímulo económico anunciado por el Kremlin para hacer frente a la crisis difícilmente podrá resolver estos problemas”, estima Astrov.
Si bien el valor del rublo “ha recuperado casi los niveles de antes de la guerra”, la confianza de los inversores se ha visto mermada y los tipos de interés de los préstamos están subiendo, añade.
Tampoco cree que el mayor comercio con Asia, especialmente con China, que está buscando Moscú, pueda compensar del todo la tendencia negativa.
Sea como sea, el instituto ve la invasión de Ucrania lanzada el 24 de febrero como el comienzo del desmantelamiento de los vínculos económicos de Rusia con Occidente construidos en los últimos 30 años, después del derrumbamiento de la Unión Soviética.
“Incluso si las sanciones se suavizan finalmente (tras la guerra), es probable que febrero del 2022 pase a los libros de Historia como el punto de inflexión en el que fracasa por un tiempo prolongado la integración de Rusia en la economía europea”, afirma Richard Grieveson, director adjunto de wiiw y coautor del estudio.