(Foto: Reuters)
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Liudmila Yudina, de 81 años, ortofonista jubilada y defensora de Vladimir Putin, se pelea desde hace semanas con sus dos nietos, opuestos a la reforma constitucional impulsada por el presidente ruso.

Las enmiendas sometidas a los rusos en el referéndum del 1 de julio -la prolongación de mandatos de quien dirige Rusia desde hace 20 años, fe en Dios, rechazo del matrimonio homosexual o patriotismo- muestran la primera brecha generacional desde la caída de la URSS, según sociólogos.

"Explico [a mis nietos] que no hay nada de criminal en estas enmiendas, que es el primer presidente del que no hay que avergonzarse, que es firme y sabe defender nuestro país en el extranjero", cuenta Liudmila, tras una comida familiar en la terraza de su dacha (casa de campo) en Andreevskaya, a 50 kilómetros de Moscú.

Pero según la octogenaria, "la nueva generación está desgraciadamente del lado de Occidente en lugar de preservar los valores característicos rusos".

Esta abuela escoge sus palabras para explicar a Iván, de 19 años, y a Ilia, de 20, que el artículo reservado al matrimonio entre un hombre y una mujer busca defender "la verdadera familia".

Iván le hace saber que "son los jóvenes los que deberán vivir con esta Constitución" y que no quiere una Rusia "aún más conservadora, totalitaria, que exhibe su fuerza".

Ilia, estudiante en la prestigiosa universidad Lomonossov de Moscú, se indigna por su parte contra esta reforma de "fachada" y cuyo "objetivo principal" es garantizar que Putin permanezca en el poder hasta el 2036, cuando hará 84 años.

Para él, los viejos están condicionados desde la época soviética por el discurso oficial y la propaganda difundida por los medios de comunicación públicos.

Su caso no es el único. Según sondeos, una mayoría de los rusos de entre 18 y 24 años está descontenta con la política llevada a cabo, señala el sociólogo Alexéi Levinson.

Sin embargo, esta misma franja de edad solo ha conocido un presidente: Vladimir Putin.

Un estudio del instituto independiente Levada-Centre muestra que el 61% de entre 18 y 24 años estima que "Rusia no va en la buena dirección" y solo un 33% apoya las reformas de la Constitución, frente al 45% que se opone.

Referéndum vergonzoso

En el lado opuesto de la pirámide de edad, el 65% de los rusos de más de 65 años considera que el país está en la buena senda, un 71% es favorable a las enmiendas y un 11% en contra.

"La nueva generación tiene una preferencia por las libertades individuales frente a los valores tradicionales, y no aprecia este poder inmutable", explica Levinson.

Uno de los portavoces de esta generación es la estrella de internet Yury Dud, de 33 años, que saltó a la fama por sus documentales online. Uno de estos acumuló en febrero 18 millones de visitas, exponiendo los estragos del VIH en Rusia y denunciando la indiferencia de las autoridades.

El 20 de junio, Dud denunció en Instagram "un referéndum vergonzoso" destinado únicamente a prolongar el reinado de Putin. La publicación obtuvo más de un millón de "Me gusta".

Svetlana Khokhlova, de 50 años, una exdiputada conservadora del distrito de Istra, cerca de Moscú, estima que esta oposición de los jóvenes se debe principalmente a la "propaganda antirrusa".

Para llegar a los jóvenes que apenas se informan en los medios tradicionales, esta militante ortodoxa tiene como misión explicar en las redes sociales la importancia de ir a votar.

"Es sencillo: los que hoy están en contra de la Constitución de Putin no conocieron la URSS como superpotencia y no conocieron el desastre de los primeros años postsoviéticos", explica.

"Tengo tres nietos y no quiero que mis bisnietos sean personas sin género, ni nacionalidad, ni patria", resume con lágrimas en los ojos.

Sin embargo, puede estar tranquila, pues la oposición de la juventud no debería impedir la adopción de las reformas por amplia mayoría el 1 de julio.

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