El cierre recíproco de sus espacios aéreos por parte de la Unión Europea (UE) y Rusia tiene un impacto apenas limitado para el transporte ruso del sector, en tanto las aerolíneas europeas se verán obligadas a realizar largos y costosos desvíos para llegar hasta Asia.
Medidas en vigor
Los Estados son soberanos para prohibir el sobrevuelo de sus territorios. Los 27 miembros de la UE anunciaron el domingo de noche el cierre de sus espacios aéreos a las compañías y aeronaves rusas, como represalia a la invasión a Ucrania por parte de Moscú.
Concretamente, ningún avión ruso puede “aterrizar, despegar o sobrevolar el territorio de la UE”, de acuerdo a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
Sin embargo, pueden autorizarse ciertos vuelos, en particular con fines humanitarios.
Canadá y países europeos, como el Reino Unido, Moldavia, Noruega e Islandia, tomaron decisiones similares. Suiza los siguió este lunes, “con la sola excepción de vuelos con fines humanitarios, médicos o diplomáticos”.
Rusia, por su parte, retrucó prohibiendo, “salvo con permiso especial”, su espacio aéreo a compañías de 35 países europeos y Canadá.
Además, la UE también prohibió la exportación de servicios y equipamientos aeronáuticos con destino a Rusia, lo que afecta al mantenimiento de los aviones del fabricante europeo Airbus en territorio ruso, independientemente de la bandera de los aparatos.
Las consecuencias para Rusia
El cierre del cielo europeo a los aviones rusos “de hecho no cambia gran cosa” para Moscú, señaló Paul Chiambaretto, especialista en transportes aéreos en la Montpellier Business School. “Sus vínculos con el exterior se revelan marginales en virtud de la importancia del mercado interno ruso”, subraya.
Antes de la pandemia, el mercado doméstico representaba el 70% de los vuelos que despegaban en Rusia. Esta cifra aumentó hasta más del 80% ‘a posteriori’. Y el primer destino extranjero, Turquía, antes de la crisis sanitaria era de apenas el 2.9% de todos los vuelos con partida desde Rusia.
Sin embargo, el cierre de los cielos europeos a su flota de aviones priva a Rusia, y en particular a su aerolínea nacional, Aeroflot, de su mercado exterior más importante, pero “lo vasto del país lo vuelve muy poco sensible a un bloqueo” aéreo, aunque “esto contribuya al aislamiento de Rusia a nivel internacional”, indicó Chiambaretto.
Además, Rusia cuenta con una puerta al mundo a través de su flanco sur, en particular pasando por Turquía.
El cierre de los espacios aéreos también prolongará los vuelos hacia Kaliningrado, enclave ruso entre Lituania y Polonia. “Las compañías de aviación rusas tendrán que utilizar vías aéreas que pasen por aguas neutrales del Mar Báltico”, de acuerdo a su regulador aéreo, Rosaviatsa.
Vuelos hacia Asia más largos
Para el Viejo Continente esto supone un retorno a la situación en tiempos de la Guerra Fría. “Antes de 1991 no nos estaba permitido sobrevolar Siberia”, recuerda Geoffroy Bouvet, presidente de la Asociación de profesionales de la aviación francesa (APNA).
Salvo si había escala en Moscú, “pasábamos por Anchorage, en Alaska (EE.UU.), para llegar a Japón, y por el sur de la cordillera del Himalaya para llegar a Pekín”.
A su parecer, los pilotos transitarán por la “ruta polar” o la “ruta del sur” para llegar a Corea, Japón y China. Cada una de éstas significa por lo menos una hora y media más de vuelo.
Un Boeing 777, el aparato más utilizado en los vuelos con estos destinos, consume ocho toneladas de combustible por hora de vuelo, de acuerdo a Bouvet. Por lo tanto, habrá otros costos adicionales para las compañías, que suelen consagrar casi una cuarta parte de sus gastos en el abastecimiento de queroseno.
Las compañías del Golfo, cuyos aeropuertos hacen de “hubs” entre Europa y Asia, podrían “sacar provecho” de esta situación y captar parte de la clientela de las europeas, al igual que Turkish Airlines, desde Estambul, destaca Chiambaretto.
Pero, en este contexto, además Japón y China continúan siendo los destinos con las restricciones de viaje más estrictas a causa de la pandemia de COVID-19.
La cantidad de vuelos entre Europa y la región Asia-Pacífico cayó el 44% en el 2021, en comparación con el 2019, y éstos representaron solamente el 2.7% de los vuelos con partida desde aeropuertos europeos, de acuerdo a Eurocontrol --la organización europea para la seguridad de la navegación aérea.