Habitantes indígenas de la Amazonia pidieron al gobierno brasileño que declare una emergencia climática, ya que sus aldeas no tienen agua potable, alimentos ni medicinas debido a una grave sequía que está secando ríos vitales para viajar en la selva, dijeron sus líderes el martes.
La sequía y la ola de calor han acabado con la vida de masas de peces en los ríos de los que viven los pueblos indígenas y el agua de los arroyos fangosos y afluentes del río Amazonas ya no puede beberse, dijo la organización APIAM, que representa a 63 tribus del Amazonas.
“Pedimos al gobierno que declare una emergencia climática para abordar urgentemente la vulnerabilidad a la que están expuestos los pueblos indígenas”, instó APIAM en un comunicado difundido en una conferencia de prensa.
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Las vertientes Río Negro, Solimoes, Madeira, Jurua y Purus se están secando a un ritmo récord y los incendios forestales están destruyendo la selva en nuevas áreas en el bajo Amazonas, dijo APIAM en un comunicado.
La ministra de Medio Ambiente, Marina Silva, dijo a Reuters el mes pasado que el gobierno está preparando un equipo de trabajo para brindar asistencia de emergencia a la región amazónica afectada por la sequía. Se han enviado decenas de miles de paquetes de alimentos a comunidades aisladas por la falta de transporte fluvial.
La región está bajo la presión del fenómeno climático de El Niño, que ha generado un volumen de precipitaciones en el norte de la Amazonia por debajo del promedio histórico.
El problema más grave para las comunidades indígenas que no tienen agua corriente es el saneamiento, ahora que las aguas de los ríos no se pueden beber, dijo la coordinadora de APIAM, Mariazinha Bare.
“Los ríos más pequeños se han secado y se han convertido en lodo”, dijo Bare en una entrevista. “Los indígenas tienen que caminar largas distancias en la selva para encontrar agua potable y la mala calidad del agua enferma a la gente”.
Los ríos intransitables han dificultado que la asistencia médica llegue a las aldeas amazónicas, dijo Bare, y no se esperan lluvias hasta finales de noviembre o principios de diciembre, cuando los cauces y sus poblaciones de peces normalmente se renuevan.
El río Madeira, al suroeste, ya no es navegable en su tramo superior, lo que aísla a aldeas indígenas y comunidades no indígenas que dependen de la recolección de frutas en la selva pero no pueden sacar sus productos.
Ivaneide Bandeira, que dirige la organización indígena Kaninde en el estado de Rondonia, dijo que las comunidades no indígenas aisladas estaban pidiendo comida a las aldeas indígenas.
Explicó que el humo de los incendios forestales es peor que nunca, agravando la crisis climática y afectando la salud de ancianos y niños.
“No es sólo el fenómeno de El Niño. La deforestación continúa con estos incendios”, dijo por teléfono. “El avance agrícola no se detiene. Están destruyendo todo, como si no vieran lo que le pasa a la naturaleza”, afirmó.
Fuente: Reuters.
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