Una solicitud militar brasileña para comprar misiles antitanque Javelin por hasta US$ 100 millones ha estado estancada en Washington durante meses, por las preocupaciones de legisladores estadounidenses sobre el presidente de extrema derecha Jair Bolsonaro, incluyendo sus ataques al sistema electoral de Brasil, dijeron múltiples fuentes estadounidenses a Reuters.
La oferta de Brasil para adquirir unos 220 misiles Javelin se hizo originalmente cuando el expresidente Donald Trump, aliado de Bolsonaro, estaba en la Casa Blanca. El Departamento de Estado dio su bendición a la propuesta a finales del año pasado, a pesar de las objeciones de algunos funcionarios estadounidenses de menor rango, según dos personas familiarizadas con el asunto.
Pero el acuerdo confidencial, del que no se había informado previamente, quedó en un limbo procesal en medio de las crecientes preocupaciones de los legisladores demócratas por las declaraciones de Bolsonaro sobre la vulnerabilidad del sistema electoral antes de la votación del 2 de octubre en Brasil, dijeron las fuentes.
La solicitud de Brasil de los misiles de vanguardia estadounidenses, que han ganado fama por su uso efectivo por parte de las fuerzas ucranianas contra vehículos blindados rusos, se ha retrasado por un esfuerzo liderado por los demócratas para enviar un mensaje a Bolsonaro y sus militares.
“Se está retrasando en el Capitolio y no va a ir a ninguna parte pronto” debido a los recelos sobre Bolsonaro, señaló una fuente que ha seguido el acuerdo propuesto.
El retraso subraya el impacto que la retórica antidemocrática de Bolsonaro está teniendo en el país más grande de América Latina. También deja entrever que Brasil podría quedar más aislado a nivel internacional si Bolsonaro sigue el ejemplo de Trump y se niega a aceptar una derrota electoral frente al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva.
El Gobierno del presidente Joe Biden, marcado por el asalto al Capitolio por parte de los partidarios de Trump el 6 de enero del 2021, se ha mostrado cada vez más preocupado por los comentarios autoritarios de Bolsonaro, enviando delegaciones a Brasilia para pedir precaución.
El secretario de Defensa, Lloyd Austin, llevó un mensaje de respeto a la democracia a Brasil en una reunión de ministros de Defensa de la región en julio. Eso siguió a una visita el año pasado del director de la CIA, William Burns, en la que dijo a los ayudantes de Bolsonaro que debería dejar de socavar la confianza en el proceso electoral del país.
Bolsonaro, que va por detrás de Lula en las encuestas, los ha ignorado. En cambio, ha seguido cuestionando la credibilidad del sistema de votación electrónica de Brasil y ha afirmado que hubo fraude en las últimas elecciones sin aportar pruebas.
Brasil no los necesita
El posible papel postelectoral de las fuerzas armadas de Brasil, que encabezaron una dictadura militar durante dos décadas tras un golpe de Estado de 1964, es una cuestión abierta. Bolsonaro ha pedido que las Fuerzas Armadas, las más numerosas de América Latina, realicen su propio recuento de votos paralelo, diciendo que “el ejército está de nuestro lado”.
A Washington también le preocupa el retroceso de la protección medioambiental bajo el mandato de Bolsonaro, así como su relación amistosa con el presidente ruso Vladimir Putin, a quien se ha negado a criticar por la invasión a Ucrania.
Fabricado por los gigantes de la defensa Lockheed Martin Corp y Raytheon Technologies Corp, el Javelin se ha convertido en una de las armas más conocidas del mundo debido a su éxito contra los tanques rusos en la guerra en Ucrania.
Brasil no se enfrenta a amenazas similares, lo que lleva a preguntarse por qué necesitaría tal potencia de fuego, dijeron las fuentes. El ejército de Brasil se centra principalmente en asegurar sus fronteras, entre las más extensas del mundo, y en misiones internacionales de mantenimiento de la paz.
“Brasil no los necesita”, manifestó un antiguo asesor del Congreso que trabajó en cuestiones de armamento.
Otra fuente dijo que el apoyo del Departamento de Estado a la venta mostraba que quería satisfacer la lista de deseos de armas de Brasil para ayudar a nutrir las relaciones con uno de los aliados militares más importantes de Washington en la región.
La oficina de Bolsonaro dirigió las solicitudes de comentarios al Ministerio de Defensa, que no respondió a una lista de preguntas.
El Departamento de Estado no respondió a una solicitud de comentarios.