Los océanos se han convertido en inmensos sumideros de desechos plásticos. La panacea del reciclaje fue un espejismo. La contaminación por resinas persistentes constituye un problema complejo que requiere soluciones globales coordinadas, explican a Efe en la fundación latinoamericana MarViva.
“Es urgente la discusión de un nuevo tratado internacional sobre contaminación plástica que abarque todo el globo, porque la dinámica del problema es global y, por lo tanto, las soluciones tienen que ser globales y coordinadas a diferentes niveles”, señala Alberto Quesada, coordinador regional de contaminación marina de MarViva.
El manejo de los desechos plásticos es uno de los temas principales de la quinta sesión de la Asamblea Medioambiental de la ONU (UNEA 5), que comienza el próximo 28 en Nairobi (Kenia).
El comisario europeo de Medio Ambiente, Océanos y Pesquerías, Virginijus Sinkevicius, aseguró semanas atrás que ya hay 140 países a favor de la regulación mundial del tratamiento de los desechos plásticos, la mitad de ellos dispuestos a apoyar medidas vinculantes.
Porque una cosa son los principios, que suscitan grandes apoyos, y otra los detalles, donde surgen las discrepancias, admite el alto funcionario.
Las expectativas de los ambientalistas están claras. “Esperamos que en la UNEA 5 los países emitan una resolución amparada en la propuesta de Perú y Ruanda de formación de un Comité Intergubernamental de Negociación que tenga como mandato negociar en dos años un nuevo tratado internacional sobre contaminación plástica (...) si va a ser vinculante o no, eso está en discusión”, recalca el portavoz de MarViva.
Esta organización no gubernamental -creada en 2002 y con presencia en Panamá, Costa Rica y Colombia- fomenta dinámicas responsables para productos y servicios marinos y trabaja en el fortalecimiento de capacidades institucionales para optimizar la gestión sostenible del mar.
La ONG ha contribuido en la coordinación del Plan de Acción sobre Basura Marina para el Pacífico Nordeste, que abarca Panamá, Costa Rica, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Colombia y México.
La emergencia por la contaminación de plásticos
Según datos recientes, en los espacios marinos hay unos 200 millones toneladas de desechos plásticos, una cifra que se triplicará en el 2040 si no hay “un cambio importante de paradigma”, advierte Quesada.
El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés) ha alertado en un reciente informe que la contaminación por plásticos ha llegado “a todos los rincones de los océanos” y su masa es tal que, aunque cesara el vertido, el volumen de micro y nanoplásticos se duplicaría para el 2050.
“Cualquier estudio de productos pesqueros revela que contienen plástico. Los seres humanos estamos ingiriendo partículas plásticas, muchas provenientes de desechos marinos”, alerta el experto de MarViva, quien recuerda además que las cadenas alimenticias -la alimentación de rebaños - se abastecen del mar.
De hecho, el 88 % de las especies marinas están afectadas por la contaminación plástica y que muchas de ellas -incluidas las de consumo humano- tienen estos materiales en el organismo, indica WWF.
El impacto en la salud aún se desconoce, pero se cree que “a largo plazo puede ser muy perjudicial”, comentó recientemente a Efe en Ginebra el director para la política global del plástico de WWF, Eirik Lindebjerg.
El plástico, además, impide que el fondo marino actúe como sumidero de gases de efecto invernadero, una tarea similar a la que realizan los árboles.
“La función de balance del clima, de regulación de la temperatura de la Tierra gracias al océano es tremenda. Parte de la lucha contra el cambio climático tiene que ver con recuperar su salud”, sostiene Quesada.
Más allá de lo ambiental, el impacto de los residuos plásticos “afecta seriamente a la economía de las comunidades pesqueras”, advierte el informe de WWF, que recalca que la irreversible contaminación de los océanos exige una respuesta global y coordinada.
La lucha contra el monstruo del plástico
Esta situación exige perseverar en la consecución de “un tratado para la reducción de la producción de plásticos innecesarios y plásticos no reciclables”, enfatiza el miembro de MarViva.
“Un acuerdo marco establecería la obligación de reducir las producciones nacionales de plásticos específicos. El tiempo y el modo en que cada país avance es algo que cada uno definiría y esa es una buena solución”, señala la organización ambientalista latinoamericana, que reclama un modelo similar al de las contribuciones nacionales para la disminución de gases de efecto invernadero.
Porque hasta ahora, la mayoría de las iniciativas para combatir la contaminación por plástico han sido voluntarias, y han tenido como principal estrategia la recuperación y el reciclaje, de ahí su fracaso.
“Reciclar los plásticos no es técnicamente sencillo, es bastante costoso y muchos ni siquiera son reciclables”, afirma este activista, quien asevera que “las iniciativas voluntarias impulsadas por las empresas no han sido efectivas ni eficientes”
Un estudio publicado en el 2017 indicó que solo el 9 % del plástico fabricado alguna vez se ha reciclado, cerca del 12% se ha quemado, y el resto se ha arrojado a basureros.
“El reciclaje es importante, pero no suficiente. Se requiere una visión integral, reducir la producción no necesaria y no reciclable. Se necesitan grandes inversiones para la innovación y el diseño de nuevos productos y materiales. Tenemos la oportunidad de sustituir hasta un 27 % de lo que hoy se produce”, enfatiza Quesada.