El uso de las pruebas rápidas de COVID se ha disparado este año con la propagación de ómicron y los envíos gratuitos organizados por la Administración Biden. Pero en agosto, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) advirtió que las personas cuyo resultado salga negativo igual deben repetir la prueba un par de días después.
Esta información ha generado mucha confusión, especialmente cuando se combina con informes anecdóticos cada vez más frecuentes de falsos negativos en pruebas rápidas. ¿Significa esto que las pruebas no son buenas para detectar las últimas variantes, incluidas las ultratransmisibles BA.4 y BA.5?
El Instituto nacional de imagen biomédica y bioingeniería viene financiando laboratorios académicos que monitorean cuidadosamente el desempeño de las pruebas. Hasta ahora, las pruebas parecen ser igual de buenas para detectar las nuevas variantes como lo eran para detectar las anteriores, me dijo Bruce Tromberg, director del Instituto, la semana pasada.
Pero eso no significa que todas esas anécdotas sean erróneas. Un estudio holandés publicado el miércoles en la revista BMJ analizó tres pruebas rápidas y evidenció una disminución modesta en su sensibilidad durante la ola ómicron versus delta. Durante la de ómicron, las pruebas identificaron tan solo el 70% de las personas sintomáticas infectadas con el virus, y solo una prueba alcanzó el estándar de la OMS del 80% de sensibilidad entre las personas con síntomas.
¿Qué está pasando aquí? Puede que no se deba a la realización de las pruebas en sí. Michael Mina, antiguo epidemiólogo de Harvard y director científico de EMed, dice que la disminución en el rendimiento observada en el estudio de BMJ se debe casi con certeza a que las personas se sometieron a pruebas en la etapa inicial del curso de su infección, y no a una disminución en el rendimiento técnico. “La gente tiende a acudir al hisopo estos días antes de que el virus haya tenido la oportunidad de evolucionar”, dijo en una entrevista.
Las pruebas rápidas caseras de antígenos siempre han tenido limitaciones. Esencialmente, las pruebas utilizan una tecnología más antigua que solo detecta el COVID cuando hay grandes cantidades del virus presente.
Por lo general, se necesita alrededor de un millón de copias del virus por mililitro para que una prueba rápida se vuelva positiva de manera confiable, dice Tromberg. En comparación, las pruebas PCR de laboratorio son mucho más sensibles y pueden detectar el virus cuando hay alrededor de cien copias por mililitro, dice. Pero cuando una prueba rápida da positivo, es casi seguro que tenga covid.
La agencia de Tromberg gastará hasta US$ 300 millones en los próximos años para ayudar a diseñar pruebas caseras con un mejor rendimiento, de modo que no sea necesario repetir las pruebas para confirmar un resultado negativo. El Instituto también quiere que las pruebas sean más fáciles de usar para las personas que tienen problemas de visión o falta de coordinación motora fina.
A largo plazo, Tromberg prevé pruebas caseras fáciles de usar que podrían detectar un rango de virus respiratorios cotidianos, incluidos la influenza, el covid y el virus respiratorio sincital. Pero eso aún está lejos de ser una realidad y requeriría la aprobación regulatoria.