La píldora experimental contra el COVID-19 de Merck & Co. debe ir acompañada de otros tratamientos tan pronto como estén disponibles, con el objeto de reducir el riesgo de resistencia a ellos, lo que limitaría su efectividad, dijo el director de la fundación Wellcome, Jeremy Farrar.
Si bien aún no ha sido autorizada por los reguladores, molnupiravir de Merck ha sido aclamada como un potencial gran avance, ya que podría ser relativamente barata y fácil de fabricar, no requiere infusión y en un ensayo demostró que reduce el riesgo de hospitalización. Sin embargo, es posible que deba combinarse con otros medicamentos para evitar la resistencia, dijo Farrar.
La resistencia se produce cuando los virus y las bacterias evolucionan para frenar o derrotar el mecanismo de ataque de las drogas. Es una preocupación constante sobre los antivirales y antibióticos, y ya se ha visto con tratamientos contra el COVID como la terapia de anticuerpos de Eli Lilly & Co. Farrar sugirió que la píldora de Merck no sería una excepción, a pesar del optimismo de que podría ser una nueva arma potente para combatir la pandemia.
Si bien esto siempre es una preocupación para los antiinfecciosos, la probabilidad de que se convierta en un problema grave para molnupiravir parece ser baja, dijo Nick Kartsonis, vicepresidente senior de investigación clínica para enfermedades infecciosas y vacunas de Merck Research Labs. Experimentos anteriores con otros virus mostraron que la evolución de mutaciones resistentes era rara, aseveró.
El curso del tratamiento es corto, lo que significa que los virus tienen pocas posibilidades de evolucionar hacia formas resistentes. Otra razón radica en el mecanismo de acción de la droga.
Molnupiravir, cuyo desarrollo fue iniciado por investigadores de la Universidad de Emory y otros centros académicos, y luego licenciado por el socio de Merck Ridgeback Therapeutics LP, actúa introduciendo errores en el material genético del coronavirus. Luego, los errores se replican hasta que el virus desaparece.
Un estudio preliminar publicado la semana pasada mostró que molnupiravir tiene el potencial de reducir la tasa de hospitalización y muerte en alrededor del 50% en pacientes con COVID leve a moderado.
Una píldora contra el COVID ampliamente disponible podría ser “enormemente importante” en los países en desarrollo donde el acceso a los hospitales es limitado y las vacunas no están disponibles, dijo Farrar.