Benny Tai, centro, llega a la estación de policía Ma On Shan luego de ser detenido en Hong Kong, China, el 6 de enero. (Bloomberg)
Benny Tai, centro, llega a la estación de policía Ma On Shan luego de ser detenido en Hong Kong, China, el 6 de enero. (Bloomberg)

El arresto sin precedentes por parte de China de docenas de figuras destacadas de la oposición en Hong Kong ilustra la profundidad de los desafíos que enfrentará Joe Biden con Pekín. Para cuando se convierta en presidente de Estados Unidos puede que no quede mucha democracia que salvar en el centro financiero asiático.

La policía de Hong Kong capturó el miércoles a más de 50 activistas, exlegisladores y académicos, así como a un abogado estadounidense, en una serie de redadas matutinas en la antigua colonia británica que involucraron a más de 1.000 oficiales.

Todos habían ayudado a organizar una primaria no oficial en julio para nominar candidatos de la oposición para una elección legislativa que luego se pospuso.

La represión fue la más grande que se ha realizado en un solo día hasta la fecha bajo el amparo de una ley de seguridad nacional redactada en Pekín que conlleva penas de cadena perpetua, algo impactante incluso para una ciudad donde las figuras de la oposición cada vez enfrentan más cargos criminales por asistir a protestas, portar pancartas o entrar en disputas en la cámara legislativa.

Entre los arrestados se encontraba el exprofesor de derecho Benny Tai, quien ayudó a organizar las primarias.

La acción da luces de la forma como el presidente chino, Xi Jinping, ha devuelto el equilibrio de poder al Gobierno después de una oleada histórica de protestas por la democracia que afectó a Hong Kong durante meses el año pasado. Xi ha avanzado con los esfuerzos para aplastar a la oposición de la ciudad, a pesar de la condena internacional y los esfuerzos de la administración Trump para sancionar a los funcionarios chinos y revertir los beneficios comerciales para el centro financiero asiático.

‘Esfuerzos implacables’

Si bien Biden ha prometido un enfoque más coordinado para preservar las democracias en todo el mundo, es difícil ver qué puede hacer para revertir la tendencia en Hong Kong. La detención de John Clancey, un abogado estadounidense que trabaja para un destacado bufete de abogados local y que fue tesorero de un organizador de la primaria, marca la primera vez que un ciudadano extranjero es arrestado bajo la ley de seguridad. El arresto aumentará aún más las tensiones entre Washington y Pekín.

Los arrestos se producen en un momento en que las dos potencias occidentales que han liderado las represalias contra China por Hong Kong se están recuperando de problemas políticos internos y se encuentran en medio de un aumento de los casos de covid-19.

Washington se ha visto afectado por los esfuerzos de Trump para impugnar los resultados electorales, mientras que el Reino Unido estaba obsesionado con el brexit y las negociaciones comerciales con Europa, y la reimposición de las medidas de confinamiento.

Los inversionistas han ignorado en gran medida la represión de Xi. El índice de referencia Hang Seng de Hong Kong subió a un máximo de 11 meses el miércoles y la moneda de la ciudad se mantuvo cerca del extremo fuerte de su banda de negociación frente al dólar.

Si bien las encuestas recientes han demostrado que las empresas estadounidenses en Hong Kong están preocupadas por la ley de seguridad nacional, pocas empresas importantes han anunciado planes para reducir las operaciones en el centro financiero.

El nominado de Biden para el cargo de secretario de Estado, Antony Blinken, señaló que el presidente entrante estaba atento a la situación y condenó a través de un tuit el “ataque a aquellos que valientemente defienden los derechos universales”. El Gobierno “se unirá al pueblo de Hong Kong y contra la represión de Pekín contra la democracia”, dijo.

El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Hua Chunying, respondió a una pregunta sobre el comentario de Blinken reafirmando que “ningún otro país tiene derecho a hacer comentarios sin sentido o interferir” en los asuntos de China.

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