No poder mantener el equilibrio con una sola pierna durante diez segundos está relacionado con casi el doble de probabilidades de morir en diez años en personas mayores y de mediana edad, con independencia del sexo y la edad, entre otros condicionantes.
Se trata de una investigación observacional, no causal. Se publica en la revista British Journal of Sports Medicine y, según sus responsables, esta prueba de equilibrio sencilla y segura podría incluirse en los controles rutinarios de salud de los adultos mayores.
A diferencia de la aptitud aeróbica, fuerza y flexibilidad musculares, el equilibrio tiende a conservarse razonablemente bien hasta la sexta década de vida, cuando empieza a decaer con relativa rapidez, explican en un comunicado los investigadores, que indican que hay pocos datos concretos que lo relacionen con resultados clínicos distintos de las caídas.
Por ello, expertos de Brasil, Finlandia, Estados Unidos, Australia y Reino Unido querían averiguar si una prueba de equilibrio podría ser un indicador fiable del riesgo de muerte de una persona por cualquier causa en la próxima década.
Para realizar sus observaciones, se basaron en el estudio de cohorte CLINIMEX Exercise. El análisis actual incluyó a 1,702 participantes de entre 51 y 75 años en su primer control, entre febrero del 2009 y diciembre del 2020; alrededor de dos tercios (68%) eran hombres.
Se tomó el peso y varias medidas del grosor de los pliegues cutáneos, además de la talla de la cintura; se facilitaron asimismo detalles de la historia clínica y sólo se incluyó a los que tenían una marcha estable.
Como parte del chequeo, se pidió a los participantes que se pusieran de pie sobre una pierna durante diez segundos sin ningún apoyo adicional.
Para mejorar la estandarización de la prueba, se les pidió que colocaran la parte delantera del pie libre sobre la parte posterior de la pierna contraria, manteniendo los brazos a los lados y la mirada fija hacia delante; se permitieron hasta tres intentos con cada pie.
En total, alrededor de uno de cada cinco participantes no consiguió superar la prueba. La incapacidad para hacerlo se incrementó a medida que aumentaba la edad, duplicándose más o menos en intervalos de cinco años a partir de los 51-55 años.
Más de la mitad (alrededor del 54%) de las personas de 71 a 75 años no pudieron completar la prueba.
Durante un período medio de seguimiento de siete años, murieron 123 (7%) personas: cáncer (32%); enfermedades cardiovasculares (30%); enfermedades respiratorias (9%); y complicaciones de COVID-19 (7%).
La proporción de muertes entre los que no superaron la prueba fue significativamente mayor: 17.5% frente a 4.5%, lo que refleja una diferencia absoluta de algo menos de 13%.
En general, los que no superaron el test tenían peor salud: una mayor proporción eran obesos y/o padecían enfermedades cardíacas, hipertensión arterial y perfiles de grasa en sangre poco saludables.
La diabetes de tipo 2 era tres veces más frecuente en este grupo: 38% frente a un 13%.
Se trata de un estudio observacional y, como tal, no puede establecer la causa, y dado que todos los participantes eran brasileños de raza blanca, los resultados podrían no ser más aplicables a otras etnias y naciones, advierten los investigadores.
Además, no se disponía de información sobre factores potencialmente influyentes, como el historial reciente de caídas, los niveles de actividad física, la dieta, el tabaquismo y el uso de fármacos.