Es hora punta en el mercado londinense de Sample, en Greenwich. Hannah Araya, eritrea de 19 años, atiende a los clientes atraídos por su puesto de panadería, en el marco del programa Breadwinners, que ayuda a refugiados y solicitantes de asilo.
La guerra en Ucrania ha puesto la acogida de refugiados en el punto de mira y muchas empresas británicas se declaran dispuestas a contratar a los solicitantes de asilo que llegan por miles, pero Breadwinners -cuyo lema “pan fresco, un nuevo comienzo”- no ha esperado.
Desde su creación en el 2015, esta oenegé afirma haber inscrito en su programa a 208 personas, la gran mayoría de las cuales logró después un trabajo o empezó a estudiar en la universidad.
La asociación ofrece a los solicitantes de asilo, que no pueden trabajar mientras se examina su caso, una primera experiencia como voluntarios, ayudándoles a pulir su inglés, su currículum y a preparar las entrevistas de trabajo.
También ayuda a quien han obtenido el estatuto de refugiados a encontrar su primer empleo.
Esta primera experiencia profesional y el acompañamiento de Breadwinners “me ayudan a ganar confianza, a hablar con la gente, a mejorar” mi inglés, explica Araya, que estudia enfermería y querría ser radióloga.
Muchas dificultades
“Son muchas las dificultades a las que se enfrentan los refugiados y solicitantes de asilo cuando llegan al Reino Unido, desde problemas de salud mental”, ya que muchos están traumatizados por los acontecimientos de los que huyeron, “hasta la falta de una red de contactos, pasando por la dificultad para conseguir una primera experiencia laboral”, dice Alice Sloman, responsable de Breadwinners.
Junto a Hannah, Vanessa Nwosu también atiende a los clientes que buscan un pan de masa madre o de cereales.
“Breadwinners me ha ayudado a mejorar mi relación con los clientes porque antes yo era muy reservada”, explica esta nigeriana de 29 años, que sueña con trabajar en una oenegé.
En su opinión, la situación de los refugiados ucranianos muestra al mundo entero “lo que afrontan los refugiados de todos los países”.
La guerra en Ucrania ha obligado a más de cuatro millones de personas a huir de su país, pero hasta ahora solo han llegado al Reino Unido unas 12,000 desde que comenzó la guerra, debido a la lentitud de los procedimientos administrativos.
Breadwinners dice estar dispuesto a ayudarles, como hace con todos los refugiados. Pero en un momento en que el Reino Unido enfrenta a una grave escasez de mano de obra, muchas empresas también están dispuestas a contratar a estos trabajadores extranjeros que escasean desde el Brexit y la pandemia, sobre todo en el comercio minorista, el turismo, la logística o la hostelería.
Trato injusto
La cadena de comida rápida Pret-à-Manger tiene un programa de refugiados desde hace unos diez años, mediante el cual ha contratado a refugiados de Eritrea, Etiopía, Sri Lanka, Irán y Yemen.
Ahora pone en marcha un programa especial para “acelerar el proceso de inmigración de los ucranianos que quieran venir al Reino Unido y buscar trabajo”.
Cadenas de supermercados como Aldi y Marks and Spencer también han afirmado que están dispuestas a contratar a refugiados ucranianos, al igual que el grupo de telefonía Vodafone y el gigante de la consultoría PwC.
Sloman considera que el no permitir trabajar a los solicitantes de asilo es un desperdicio de energía y talento, y las organizaciones especializadas están haciendo campaña para que se levante esta prohibición.
Varias ONG, como Bread and Roses, que ayuda a las mujeres refugiadas a rehacer su vida en el Reino Unido, Francia o Israel formándolas como floristas, también se han pronunciado contra lo que consideran un trato injustamente ventajoso hacia los ucranianos, mucho mejor recibidos que los refugiados de África u Oriente Medio.
“Nos alegramos de la rapidez y la apertura con la que se acoge a los ucranianos, pero esto debería ser la norma y no la excepción”, afirma esta asociación en su página web.