Colombia, Costa Rica, Perú y República Dominicana lanzaron en el foro de Davos un llamado a invertir en sus países tras los años difíciles de la pandemia y apostaron por el turismo como motor de crecimiento económico.
“Costa Rica is open for business”, proclamó en inglés el presidente Rodrigo Chaves, en uno de los debates de este foro que cada año reúne en un pequeño pueblo de los Alpes suizos a las élites políticas y económicas mundiales.
Chaves, que asumió el cargo hace menos de un mes, pidió “un golpe de confianza al sector privado” y abogó por un “estado sirviendo a un sector empresarial vibrante y productivo”.
La economía de Costa Rica, una de las democracias más estables de América Latina, se vio duramente afectada por la pandemia de COVID-19 y arrastra una deuda pública cercana al 70% de PBI.
“Necesitamos más gobiernos proempresa en América Latina”, manifestó por su parte el presidente de Colombia, Iván Duque, a punto de terminar su mandato y que en estos años ha sido un asiduo de Davos para defender sus políticas económicas.
Por su parte la vicepresidenta peruana, Dina Boluarte, que sustituyó en el último momento al presidente Pedro Castillo en el foro, reiteró que su país “brinda confianza para poder invertir” y destacó que Perú, “una economía estable y con garantías de seguridad jurídica”, creció más de 13% en el 2021.
Todo ello pese a la pandemia y a la inestabilidad política, con un congreso controlado por la oposición que intentó varias veces sin éxito destituir al presidente y que, en palabras de Boluarte, no les deja “gobernar en paz”.
El turismo, motor de crecimiento
Los cuatro países apuntaron al turismo como motor de crecimiento económico, pese a que el peso específico de este sector es distinto según las economías.
En el caso de República Dominicana es “fundamental”, dijo su presidente, Luis Abinader, que calcula que entre un 16% y 18% del Producto Bruto Interno (PBI) y un 20% del empleo depende del turismo, que quedó casi paralizado por la pandemia.
“Latinoamérica, tan diversa como es, así tiene que ser su turismo”, señaló Abinader, que reconoció que en su caso prima el turismo masivo de “sol y playa” en Punta Cana, aunque hay iniciativas de ecoturismo en la provincia de Pedernales o de recuperación del patrimonio colonial.
Un sector que debe tener cuenta la protección del medio ambiente y la vulnerabilidad frente al cambio climático de algunos países, en particular en el Caribe, con fenómenos como el sargazo, un alga que daña las playas de la zona.
Pese a estos grandes balances macroeconómicos y a las políticas anunciadas por los gobiernos, la realidad de los emprendedores latinoamericanos puede ser a veces mucho más compleja.
Es el caso del venezolano Carlos Eduardo Vargas, que comercializa productos sostenibles producidos en su país a través de una plataforma internet.
“Por supuesto que hay unas barreras mucho más grandes y mucho más difíciles” que en otras partes, como la pobreza o los problemas regulatorios, dijo Vargas, que forma parte de la comunidad de jóvenes empresarios que apoya el Foro de Davos.
Sin embargo, decidió quedarse en Venezuela pese al “contexto social desgastante en un país tan polarizado, que tiene a veces unas dinámicas tan irónicas y tan difíciles de entender”.