Para Jennifer Woda, dos dosis de la vacuna de Moderna no fueron suficiente protección contra el virus del COVID-19. Más de un mes después, recibió una tercera y cuarta dosis, esta vez con la inoculación de Pfizer Inc.-BioNTech SE.
Woda, cantante de ópera que enseña música a niños, recibió un trasplante de riñón en setiembre del 2019, uno de los aproximadamente 160,000 trasplantes que se han realizado en Estados Unidos desde el 2017. Nuevas investigaciones muestran que estos pacientes, que inhiben su sistema inmunológico con medicamentos para que no haya rechazo a los órganos donados, son mucho menos propensos a desarrollar anticuerpos con la dosis autorizada de la vacuna.
Esto lleva a algunas personas a buscar dosis adicionales a medida que aumentan las preocupaciones por el fin de las restricciones pandémicas y ahora que la oferta de vacunas en EE.UU. supera la demanda. Estas personas acudieron a farmacias y clínicas para conseguir la vacuna por cuenta propia, sin fórmula médica. A algunas no les preguntaron sobre su historial de vacunación, y otras explicaron su situación e igual recibieron la vacuna.
“Estoy dispuesta a ser conejillo de indias por mi bien y por el bien de todos”, dijo Woda por teléfono.
Estudios recientes de la Universidad Johns Hopkins revelaron que solo el 17% de los receptores de órganos desarrollaron anticuerpos detectables después de la primera dosis de una vacuna de ARNm, mientras que el 54% los desarrolló después de una segunda dosis. Eso contrasta con el 100% en los ensayos en etapa inicial de las vacunas. Incluso los receptores de trasplantes que tenían anticuerpos tenían niveles generalmente más bajos que las personas con sistemas inmunológicos saludables.
Woda no está sola en su decisión de tomar dosis extra, aunque fue más allá que muchos otros. Los investigadores de Johns Hopkins ahora hacen seguimiento a varios receptores de trasplantes que optaron por recibir una tercera dosis después de hablar con sus médicos. Si bien la investigación está en revisión, los hallazgos son alentadores, dijo Dorry Segev, uno de los investigadores y profesor de cirugía y epidemiología en Johns Hopkins.
Mientras tanto, pacientes de trasplantes esperan con ansias más información. Si bien están acostumbrados a tomar precauciones para evitar enfermarse, les genera particular temor que el coronavirus se transmita por el aire y que no puedan saber qué persona sin tapabocas está o no vacunada.
“Queremos retomar nuestra vida”, dijo Janet Handal, receptora de trasplante de riñón que se vacunó con la inoculación de Johnson y Johnson más de dos meses después de haber recibido las dos dosis de la vacuna de Moderna. “Queremos poder estar en el mundo e interactuar con la gente como lo hacíamos antes: viajar, ir al trabajo, ir a cenar, ir a los partidos de fútbol de los niños”.
Precaución
No obstante, Segev recomienda precaución. Ha observado una tasa más alta de infecciones entre receptores de trasplantes que fueron vacunados en comparación con la población en general, así como una tasa más alta de hospitalizaciones.
“Ahora no es momento para que las personas inmunodeprimidas celebren la vacuna”, dijo Segev en una entrevista. “Ahora es momento de vacunarse y en los próximos meses descubriremos qué tanto pueden celebrar”.
Segev dijo que su equipo está trabajando con la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés) y los Institutos Nacionales de Salud para intentar lanzar un ensayo clínico que analice una tercera dosis para pacientes con trasplantes. La FDA dijo que necesitaría datos para evaluar un régimen de dosificación fuera de las autorizaciones de vacunas actuales.