Algunas cosas nunca cambian. El peso argentino se dirige a ser la moneda de peor desempeño en los mercados emergentes por sexto año consecutivo.
O, en una perspectiva más amplia, sería el octavo de los últimos nueve años en medio de una inflación persistentemente alta.
Esa es una muestra más de las consecuencias de una década de giros, vueltas y reversiones en la política que han dejado en ruinas a una economía que alguna vez fue rica. Además, no hay un final a la vista para la caída del peso argentino en el mercado de cambios oficial, incluso pese a que están mejorando las perspectivas para los mercados emergentes para el año que viene.
Muchos analistas esperan que las autoridades aceleren la devaluación controlada diaria después de que las reservas de divisas alcancen un mínimo de cuatro años.
Según Sergi Lanau, economista jefe adjunto del Instituto de Finanzas Internacionales, la pregunta es cuánto tiempo continuará Argentina utilizando las reservas para frenar el ajuste. Es posible que tengan que implementar una devaluación escalonada, agregó.
Un portavoz del banco central declinó comentar sobre el desempeño del peso o los planes de política del banco para 2021.
El peso ha caído 27% a 82 frente al dólar desde diciembre, y perderá alrededor de 30% para todo el año si el banco central mantiene su política de permitir una depreciación de 0.1%-0.2% por día. Eso se compara con las caídas de 24.6% en la lira turca y 19.7% en el real brasileño en lo que va del año.
Mercado negro
El desempeño del peso es aún peor en el mercado negro. Un dólar cuesta alrededor de 150 pesos en casas de cambio informales, conocidas como “cuevas” en Buenos Aires, o alrededor de 145 por dólar a través de una serie de transacciones financieras conocidas como “contado con liquidación”. El “contado con liqui” ha caído 47% este año.
La década de caídas en el peso se ha producido en medio de Gobiernos tanto de derecha como de izquierda. Comenzó bajo la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner, quien intentó limitar la caída imponiendo controles de divisas, y continuó luego que su sucesor, Mauricio Macri, eliminara esos mismos controles para restablecer la confianza de los inversionistas. En las últimas semanas de su Gobierno, Macri se vio obligado a revertir esa decisión y reimponer los límites, un proceso que se ha intensificado bajo el mandato del actual presidente, Alberto Fernández.
El ministro de Economía, Martín Guzmán, dijo el 3 de diciembre que esos controles han ayudado a desacelerar la pérdida de reservas extranjeras, que han disminuido constantemente este año.
Sin embargo, en todo caso, las perspectivas para el próximo año son peores que las del 2020.
Los analistas esperan que la inflación se acelere a 50% en el 2021 frente al 37% de octubre, lo que apresura la pérdida de competitividad de la industria local. No obstante, el Gobierno ha dicho que no buscará una rápida devaluación excepcional, a pesar de las expectativas del mercado de que podría verse forzado a una en algún momento del próximo año.
Eduardo Levy-Yeyati, economista y fundador de la consultora argentina Elypsis, dijo que el Gobierno puede tratar de resistir hasta las elecciones de mitad de período de octubre por temor a que se traspase a la inflación de forma previsiblemente importante. Pero la medida es contraproducente, ya que alimenta la especulación cambiaria a expensas de la inversión, agregó.