La masacre de Sinyar, en la que miles de hombres de religión yazidí fueron asesinados en la toma de esa ciudad del noroeste de Irak por el Estado Islámico (EI), cumplirá este sábado su décimo aniversario, aprovechado por expertos de la ONU para pedir justicia para las víctimas.
“Esa tragedia nos recuerda que los presuntos miembros del EI detenidos aún en el noreste de Siria deben ser repatriados y juzgados por esos crímenes, incluidos delitos de género, en tribunales nacionales”, destacó en un comunicado el presidente de la Comisión de Investigación de la ONU para Siria, Paulo Pinheiro.
EI cometió genocidio, crímenes de guerra y contra la humanidad en su asalto el 3 de agosto de 2014 a la localidad de Sinyar, próxima a la frontera con Siria, incluidos ejecuciones masivas, conversiones forzadas al Islam, esclavitud y violencia sexual contra mujeres y niñas, según anteriores informes de la comisión.
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En el momento del ataque, unos 400.000 yazidíes se refugiaban en la zona, una comunidad que, según recordó la comisión, quedó “destruida”.
Tras el ataque, el Estado Islámico desplazó a la fuerza, en muchos casos a territorio sirio, a miles de yazidíes (religión anterior al Islam y practicado principalmente por comunidades de etnia kurda en Oriente Medio), obligando por ejemplo a niños de hasta siete años a participar en acciones suicidas y militares.
“Mujeres y niñas yazidíes fueron esclavizadas, torturadas, tratadas de forma inhumana, asesinadas y violadas, como parte de esta campaña genocida”, recordó la comisión de tres expertos.
Muchas de estas víctimas continúan actualmente detenidas, junto a los militantes de EI que cometieron abusos contra ellas, en campos en el noreste de Siria, ahora por sospechas de cercanía al Estado Islámico, ante lo cual los miembros de la comisión subrayaron que deben ser liberados y ofrecerles la posibilidad de regresar a Irak si lo desean.
Los yazidíes aún detenidos forman parte de los 44,000 mujeres (muchas de ellas casadas a la fuerza con miembros del EI) y niños aún en cautividad en campos como Al Hol y Roj, en el noreste de Siria, de los que dos tercios son extranjeros, no solo de Irak, sino de 60 naciones más, recordó la comisión.
“Mujeres, niños y niñas yazidíes, víctimas del genocidio y otros crímenes del EI, siguen detenidos junto a los que les aprisionaron, en condiciones inhumanas, en los campos del noreste de Siria. La comunidad internacional debe apoyar su rehabilitación y la persecución de justicia para ellos, en lugar de perpetuar las atrocidades que sufrieron”, concluyeron los expertos.
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