El secretario general de la ONU, António Guterres, alertó este lunes del impacto que puede tener en materia de clima la carrera que muchos países están emprendiendo para reemplazar cuanto antes las importaciones de gas y petróleo ruso.
“Los países pueden verse tan obsesionados por la carencia inmediata de suministro de combustibles fósiles que descuiden o dejen de lado las políticas para reducir el uso de combustibles fósiles. Esto es una locura”, avisó Guterres en una intervención por vídeo en un foro organizado por The Economist.
Según el jefe de Naciones Unidas, las medidas a corto plazo para sustituir el petróleo y el gas ruso “pueden crear a largo plazo dependencia de los combustibles fósiles” y hacer definitivamente imposible el cumplimiento de las metas fijadas en el Acuerdo de París para combatir el cambio climático.
Ese gran pacto sellado en el 2015 busca entre otras cosas limitar a 1.5 grados la subida de las temperaturas con respecto a la media de la era preindustrial (1850-1900), un objetivo que Guterres consideró hoy que está “en cuidados intensivos”.
“De acuerdo con los actuales compromisos nacionales, las emisiones globales aumentarán casi un 14 por ciento durante la década del 2020. Solo el año pasado, las emisiones de CO2 vinculadas con la energía crecieron un 6 por ciento hasta sus niveles más altos de la historia. Las emisiones procedentes del carbón han aumentando a cifras máximas. Caminamos como sonámbulos hacia la catástrofe climática”, advirtió.
El secretario general de la ONU insistió en que la responsabilidad es sobre todo de los países del G20, que representan un 80 por ciento del total de emisiones y que, entre otras cosas, siguen utilizando el carbón para la generación de energía.
“Su apoyo al carbón podría no solo costar al mundo sus objetivos climáticos. Es una inversión estúpida”, insistió Guterres, que recalcó la importancia de impulsar un nuevo modelo energético que permita limitar el calentamiento global y contar con un suministro más seguro.
En ese sentido, dijo que la guerra en Ucrania está volviendo a mostrar que la dependencia de los combustibles fósiles pone al mundo “a merced de los choques y crisis geopolíticos”.