Amazon generó en el 2019 un total de 211,000 toneladas de residuos de embalajes de plástico y, de esa cantidad, es probable que 10,700 toneladas acabaran en entornos marinos y de agua dulce, según denuncia un informe de Oceana que subraya la “gran contribución” de la compañía a la contaminación de los océanos.
La organización ecologista centrada en los mares publica este miércoles un nuevo estudio con el que recalca la responsabilidad del gigante del comercio electrónico “en el drama del plástico que está devastando los océanos”, mientras que Amazon, por su parte, argumenta que los cálculos de Oceana sobreestiman su uso de plásticos “en más de un 300%”, según señalan a EFE fuentes de la empresa.
Oceana aclara que elaboró su análisis de acuerdo con los datos que ofrece la multinacional en cuanto al volumen de envíos y la tipología de productos, pero no en relación a la generación de residuos porque “esas cifras no las hacen públicas”, denuncia desde esta organización su asesor y líder de expedición Ricardo Aguilar.
Amazon también critica que la organización ambientalista se haya basado en una cuota de mercado que “ha supuesto”, pero al ser preguntados por la cifra correcta de su cuota de mercado, desde la compañía indican que, por política, no pueden compartir esa información.
Por otro lado, arguyen que las estimaciones de Oceana se estructuraron en torno a “suposiciones desactualizadas sobre el origen de los desechos plásticos que llegan a los océanos”, ya que “las últimas investigaciones científicas revelan que la mayoría de los desechos plásticos que terminan en los océanos provienen principalmente de la comida y bebida para llevar y de las actividades pesqueras”.
El estudio de Oceana calcula que la aportación de la empresa líder en el mercado occidental del comercio electrónico al problema de las basuras marinas equivalió en el 2019 a verter al mar cada 70 minutos “una furgoneta de reparto llena de residuos de embalajes de plástico”.
Asimismo, apuntan que el impacto ambiental de Amazon no hará más que crecer si se cumplen los pronósticos de aumento de ventas por internet en un contexto de crisis sanitaria que incentiva este tipo de consumo, según reflejan las estimaciones de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo.
Para atajar la contaminación marina, los especialistas suelen resaltar la necesidad de evitar que se genere el residuo frente a la opción de reciclarlo, sobre todo en un mundo globalizado donde conviven diferentes sistemas de reciclado: “El tipo de plástico que a menudo se utiliza en los envíos de Amazon no es aceptado por la mayoría de los programas municipales de reciclaje en Estados Unidos, Reino Unido y Canadá”, mantienen en Oceana.
La compañía estadounidense prometió el martes que a partir del 1 de enero del 2022 no usará bolsas de plástico de un solo uso para envíos desde su propia red de distribución, sino que empleará bolsas de papel y sobres de cartón; una medida que Oceana valora como “positiva”, aunque “insuficiente”.
“Gran parte de los residuos de Amazon no son las bolsas de plástico sino también los embalajes y el material que utilizan para relleno, para evitar que los productos se muevan o se dañen, como las almohadillas hinchadas, que son prácticamente imposibles de reciclar”, explica Aguilar.
El último empujón para terminar con la generación de residuos y la consecuente contaminación de los océanos vendrá, según este experto, de la mano de la presión social, como ha ocurrido en Alemania, donde Amazon ya se comprometió a suprimir los embalajes de plástico de un solo uso; o de una política más restrictiva que obligue a eliminar por completo este material.