La reglamentación propuesta por la Unión Europea (UE) sobre importaciones libres de deforestación puede dejar desprotegidos tres millones de kilómetros cuadrados de vegetación nativa en Sudamérica, un área cinco veces mayor que Francia, según un estudio divulgado por la ONG Observatorio del Clima.
El proyecto de Ley, que se encuentra actualmente en discusión, deja de lado vastas áreas en siete biomas “críticos” sudamericanos -Amazonía, Pantanal, Cerrado, Chaco, Pampa, Mata Atlántica y Caatinga-, en varios de los cuales predominan ecosistemas no forestales, como pastizales, humedales, bosques y sabanas.
Los datos corresponden a un análisis de imágenes satelitales realizado por Mapbiomas, una iniciativa multidisciplinaria brasileña en la que participan varias organizaciones no gubernamentales, universidades y empresas de tecnología dedicada a mapear la cobertura del suelo y los cambios de uso del suelo a lo largo de Suramérica e Indonesia.
La iniciativa señala que el concepto de “deforestación” propuesto para el proyecto de Ley, que se basa en la definición de bosque de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), perjudica a las áreas que no encajan dentro de esa acepción.
Según la FAO, “bosque” se define como: “tierra con una cobertura arbórea de más del 10% y con un área de más de 0.5 hectáreas, donde los árboles deben poder alcanzar una altura mínima de cinco metros en la madurez in situ”.
De acuerdo con el estudio, el Cerrado brasileño, la vasta sabana central del país, considerada una de las fronteras agrícolas más calientes del mundo, está entre los biomas más amenazados, junto con el Pantanal, el mayor humedal del planeta, que cuenta con una rica y variada biodiversidad y que es compartido por Brasil, Bolivia y Paraguay.
La Pampa, que comparten el gigante suramericano, Argentina y Uruguay, también estaría entre las más afectados.
Los datos
Los activistas temen que esas áreas puedan sufrir una conversión acelerada a tierras de cultivo y pastizales por la falta de bosques, que están más presentes en biomas como la Amazonía y el Chaco, y que cumplen con la definición de la FAO en buena parte.
De acuerdo con el estudio, en el Cerrado, que ya ha perdido la mitad de su cubierta de vegetación nativa por la agroindustria, el 74% de sus remanentes no son bosques según los criterios de la FAO, lo que equivale a 807,000 kilómetros cuadrados, un área más grande que Ucrania e Inglaterra juntas.
El Pantanal tiene solo el 24% de su área cubierta por bosques que cumplen con la definición de la FAO, los pastizales pampeanos, que se extienden desde el sur de Brasil hasta Uruguay y Argentina, solo tendrían el 11% de su área protegida y en la Caatinga, el matorral que se levanta en el desértico nordeste brasileño, apenas se podría resguardar el 10% de su vegetación.
“Esto es mucho más que un asunto a escala. Cada ecosistema es insustituible, con cientos de especies únicas, muchas en peligro de extinción”, aseguró Jean-François Timmers, de WWF Brasil, coautor del análisis.
Según el experto, esta problemática también afecta a otras regiones del mundo como las Grandes Llanuras norteamericanas que se extienden por México, Estados Unidos y Canadá, donde menos del 5% de su vegetación cumple con la definición de bosque de la FAO y que ya están experimentando una expansión agrícola.
Los datos preliminares del nuevo estudio fueron utilizados por un grupo de 33 ONG brasileñas en una declaración conjunta enviada a los miembros del Parlamento Europeo el viernes pasado, expresando su preocupación por el uso de la definición de bosques de la FAO con fines de diligencia debida.
Esta es la segunda vez que el grupo pide ajustar el proyecto, tras una carta enviada en marzo, y espera que los resultados del estudio ayuden a ver de forma más concreta lo que ocurriría con estos biomas y ecosistemas si la norma queda como está.
El proyecto de la UE es la primera acción de este tipo en el mundo y tiene como objetivo “detener y revertir” la deforestación para el 2030″.