Los puertos de Amberes y Róterdam se incautaron en 2022 un récord de 160 toneladas de cocaína a narcotraficantes que reclutan a jóvenes en escuelas, plazas de barrio o redes sociales como TikTok, y a los que atrapan en una guerra territorial sangrienta que mantiene en vilo a Bélgica y Países Bajos.
Las autoridades neerlandeses y belgas anunciaron este martes las últimas cifras, según las cuales, el año pasado, el puerto de Amberes interceptó 110 toneladas de cocaína (90 en 2021), Róterdam casi 47 toneladas (72 en 2021) y el contiguo, el neerlandés de Vlissingen, mantuvo las incautaciones en 4 toneladas.
La suma es un récord conjunto, aunque no está claro por qué se ha reducido el número de incautaciones en Róterdam, donde los controles han aumentado en los últimos años. La gran mayoría de la cocaína llega entre cargamentos de frutas de Sudamérica, pero también entre carne seca, harina de pescado, bloques de vigas de madera o estantes de palés.
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El narcotráfico “no se puede hacer sin ayuda desde adentro”, lamentó hoy la fiscalía neerlandesa, que explicó que todas las investigaciones revelan “una forma de corrupción” que afecta a empleados de las empresas portuarias, de la policía y aduanas.
DELINCUENTES MÁS JÓVENES
Los jóvenes “recolectores”, que extraen la droga del puerto, son reclutados en institutos, plazas o redes sociales como Snapchat y TikTok, señaló al diario De Telegraaf el fiscal jefe de Róterdam, Hugo Hillenaar. Cree que los jóvenes de 18 a 26 años son los más susceptibles a la tentación de ganar dinero rápido, aunque también hubo detenidos de 14 años.
“Vienen de familias vulnerables donde los problemas financieros juegan un papel u otros miembros de la familia han optado por la vía delictiva, pero también hay jóvenes que creen que pueden ganar dinero rápido y no calculan las consecuencias”, añadió la propia fiscalía.
Los recolectores tienen una tarea aparentemente sencilla: entrar en el puerto y aprovechar la noche para sacar la droga de los contenedores, a cambio de unos 2,000 euros por kilo.
El año pasado, Países Bajos detuvo a 251 recolectores, frente a los más de 400 de 2021, aunque la cifra parece ir en aumento de nuevo: las autoridades neerlandesas detuvieron ayer a 8 personas, un menor de 17 años, y hoy a tres.
“La tentación financiera es enorme”, alerta Hillenaar, quien expresa su preocupación sobre esta tendencia de introducir en la delincuencia a chicos cada vez más jóvenes. Por eso, está satisfecho con la cantidad récord incautada y concluye: “Cada gramo que no llega al mercado me hace feliz”.
LAS GUERRAS INTERNAS
Además de arrastrar a la juventud, los narcotraficantes mantienen una guerra territorial sangrienta que se ha cobrado la vida de decenas de personas en la última década, y obligó a reforzar la seguridad de la heredera del trono de Países Bajos, Amalia; el primer ministro Mark Rutte; y el ministro belga de Justicia, Vincent van Quickenborne, entre otros.
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Estos grupos del crimen organizado son conocidos como Mocro Mafia, están formados por ciudadanos neerlandeses, belgas, y de origen marroquí o surinamés, y desde hace una década libran una guerra territorial entre bandas enemigas iniciada tras la desaparición de un cargamento de cocaína de Amberes.
Ayer, una niña de 11 años fue asesinada a tiros en una casa cerca de Amberes y era sobrina de Othman el B., uno de los mayores narcotraficantes de Bélgica, según el periódico belga Gazet van Antwerpen. El alcalde de Amberes, Bart De Wever, señaló al crimen organizado del tiroteo y aseguró que “la familia afectada es conocida, ya hubo incidentes antes allí”.
“La cantidad de dinero en juego es tan grande que estos criminales usan lo posible para salvar su negocio, incluidas amenazas, intimidación, uso de la violencia, corrupción”, explicó a Efe el criminólogo neerlandés Emile W. Kolthoff, profesor de criminología en la Open University de Países Bajos.
Las amenazas a Rutte y Amalia vienen de un grupo que tiene en la cárcel a su líder, Ridouan Taghi, centro de un juicio por varios asesinatos. También se sospecha que está detrás del asesinato en 2019 del abogado Derk Wiersum, que representaba a un testigo protegido contra Taghi; y el año pasado al reportero Pieter de Vries, confidente del mismo testigo.
La violencia es uno de los impactos del narcotráfico que más preocupa a las autoridades, dado el aumento de tiroteos o explosiones en casas, por ejemplo.
“Estamos lidiando con enemistades mutuas, intimidaciones, secuestros y liquidaciones (…) El número de incidentes con armas de fuego está aumentando. Hemos incautado más armas de fuego que nunca. Vemos que el 50 % de los arrestados son menores de 23 años. Es importante que revirtamos esta tendencia”, denunció Hillenaar.
Fuente: EFE