El peso mexicano cerró su séptimo mes consecutivo de avance, la racha más larga en 15 años. El atractivo del carry trade de la moneda se mantiene intacto ante advertencias de que el rally lo ha dejado sobrevalorado.
La divisa, que ronda su nivel más fuerte desde 2015, se apreció alrededor de un 2.3% en julio. Una ganancia de más del 16% este año la convierte en la moneda con mejor desempeño en los mercados emergentes, después del peso colombiano.
Es poco probable que la resistencia que le ha valido el apodo de “superpeso” se desvanezca pronto. El enfriamiento de los datos de inflación de Estados Unidos alimenta las expectativas de que la Reserva Federal puede haber subido las tasas por última vez. Mientras tanto, los datos de crecimiento de México más fuertes de lo previsto publicados el lunes reforzaron las expectativas de que su banco central será el último entre las principales economías latinoamericanas en comenzar a recortar las tasas de interés.
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“El hecho de que Banxico mantenga el carry es un factor dominante que debería mantener al peso estable en estos niveles”, dijo Marco Oviedo, estratega de XP Investimentos. “En cualquier caso, podría fortalecerse”.
Sin embargo, Oviedo es uno de los inversionistas que advierten que la negociación del peso se ha saturado. Eso podría dejar a la moneda vulnerable a un retroceso hacia 17 por dólar, desde un nivel actual de alrededor de 16.75, ante cualquier noticia inesperada, afirma.
Si bien los operadores prevén que México comience a bajar las tasas en el último trimestre del año, otros países latinoamericanos ya iniciaron sus propios ciclos de relajación. El peso chileno lideró las pérdidas en los mercados de divisas mundiales el lunes después de que su banco central sorprendiera a última hora del viernes a los analistas con un recorte de tasas de un punto porcentual, y diera señales de que vendrán más recortes importantes a futuro. Mientras tanto, los operadores se inclinan por un recorte de tasas de 50 puntos básicos en Brasil el miércoles.
Erick Martinez, estratega de divisas de Barclays en Nueva York, afirma que en los próximos meses el peso solo se volverá más atractivo a medida que otros bancos latinoamericanos recorten sus tasas.
“Estamos en una nueva fase del ciclo del dólar, podemos ver un dólar fundamentalmente más débil y, en el caso del peso, tiene el beneficio adicional de las remesas y el alto carry”, señala Martinez.
Analistas de JPMorgan dijeron en un informe la semana pasada que la duplicación de las remesas en los últimos cinco años —a unos US$ 60,000 millones anuales, superando las exportaciones de petróleo— es uno de los factores que han apoyado un cambio estructural en la moneda, haciéndola menos volátil que antes.
“Eso significa que sus fuentes de entrada de dólares serán mucho más estables”, afirmó en una entrevista el estratega de JPMorgan Saad Siddiqui. “No van a ser tan volátiles o dependientes del ciclo económico global”.
Se prevé que los datos que se publican el martes muestren que las remesas aumentaron a US$ 5,400 millones en junio, más del 5% respecto al mismo mes del año pasado, según analistas encuestados por Bloomberg.
El peso también se ha visto impulsado por las expectativas de que los fabricantes lleven más instalaciones de producción a México a raíz de las interrupciones de suministro registradas durante la pandemia de COVID, así como por las disputas comerciales entre Estados Unidos y China.
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