Una nueva refinería operada por la petrolera estatal de México comenzó las pruebas para producir diésel con un contenido ultrabajo de azufre, lo que allana el camino para aumentar la producción nacional ante el crecimiento de la demanda interna.
“En este mes vamos a iniciar la prueba de la planta de diésel, vamos a traer un líquido intermedio de la refinería de Madero, algo así como un diésel crudo con mucho azufre que no se puede procesar en Madero, lo vamos a traer a Dos Bocas para convertirlo en diésel ultrabajo en azufre”, dijo el viernes el director general de Petróleos Mexicanos, Octavio Romero, durante la conferencia matutina del presidente Andrés Manuel López Obrador.
“En las próximas semanas vamos a entrar con la gasolina regular y posteriormente con la gasolina Magna, entonces todavía nos faltan algunas semanas”, agregó.
Las pruebas en la refinería Dos Bocas de la compañía, ubicada en el estado de Tabasco, comienzan en un momento en que la demanda interna toca un máximo de 6 meses en medio de la fuerte actividad económica. Por otra parte, los mercados mundiales atraviesan dificultades debido al aumento de los inventarios y la caída de los márgenes de ganancias, después de que un invierno cálido redujera la demanda de combustible para calefacción.
El aumento de la producción nacional significa que México podría importar menos. En marzo, aproximadamente el 60% de todo el diésel consumido en el país se importó de otros mercados, incluido el estadounidense.
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Pemex espera que la producción de sus refinerías alcance casi 1.5 millones de barriles diarios a fin de año, y que en septiembre se produzcan alrededor de 1.2 millones de barriles diarios de gasolina, diésel y combustible para aviones, señaló Romero.
La empresa también tiene previsto solicitar la aprobación para explorar 45 nuevos pozos durante la próxima Administración, y estima que las reservas totales de petróleo se situarán en torno a los 7,500 millones de barriles a finales de este año, según Romero.
Se espera que una nueva planta de coquización en la refinería de Pemex en Tula, estado de Hidalgo, comience a funcionar en julio, mientras que la construcción de una segunda planta de coquización en Salinas Cruz, Oaxaca, estará medio terminada en septiembre, según Romero.
Las proyecciones se producen una semana después de que Pemex informó una leve ganancia en el primer trimestre, a pesar de la caída de la producción, mientras que el apoyo del Gobierno contribuyó a apuntalar a la endeudada empresa. La producción se ha reducido a menos de la mitad de lo que era hace dos décadas.
Pemex es uno de los mayores desafíos que heredará la próxima presidencia de México. Reducir su deuda de casi US$ 102,000 millones —la mayor de todas las petroleras del mundo— es clave para impulsar la producción, dado que el dinero que podría destinarse a la reparación de infraestructura obsoleta se está utilizando para cubrir pagos de intereses.
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