Una batalla entre uno de los hombres más ricos de México y una de las instituciones más respetadas del país parece haber terminado en una victoria para el banco central.
El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, se pronunció el miércoles en contra de un proyecto de ley que obligaría a la autoridad monetaria a comprar los dólares que los bancos no pueden vender, lo que, en la práctica, elimina las probabilidades de que sea aprobado en el Senado en su forma actual.
Los críticos han dicho que la medida expondría al banco central a acusaciones de lavado de dinero al obligarlo a comprar dólares de origen dudoso. Su defensor más prominente era el multimillonario Ricardo Salinas Pliego, propietario de Banco Azteca y aliado del presidente.
El hecho, sin duda, es un alivio para bancos internacionales como Citigroup Inc. y Banco Santander SA, que el mes pasado criticaron la medida durante debates, advirtiendo sobre profundas implicaciones para las instituciones financieras mexicanas y la reputación del país como un lugar seguro para hacer negocios.
Los inversionistas también han estado atentos. El debate afectó al peso el mes pasado hasta que la moneda se recuperó cuando la Cámara de Diputados retrasó su votación.
En su conferencia de prensa matutina, López Obrador dijo el miércoles que los legisladores deben encontrar una solución diferente que no corra el riesgo de entrar en conflicto con organizaciones financieras internacionales.
Según Marco Oviedo, economista jefe para América Latina de Barclays Plc., López Obrador tuvo que elegir entre mantener la autonomía y la solidez del banco central y resolver un problema muy específico de un grupo determinado, pero, afortunadamente, optó por mantener la macroestabilidad frente al interés especial.
La raíz del problema para los bancos mexicanos independientes son las preocupaciones de Estados Unidos de que las ganancias provenientes del tráfico de drogas ilícitas ingresen al sistema financiero.
Después de que HSBC Holdings Plc admitiera haber enviado miles de millones a EE.UU. bajo controles insuficientes y facilitado el lavado de US$ 881 millones de los carteles de droga la década pasada, las autoridades de ambos lados de la frontera adoptaron enérgicas medidas.
Como consecuencia, disminuyó el número de bancos estadounidenses dispuestos a aceptar envíos de dinero en efectivo de instituciones financieras mexicanas, dejando a aquellos que no son parte de un banco internacional con grandes cantidades de dólares que no pueden convertir a pesos.
Los legisladores del partido Morena de López Obrador explicaron que su proyecto de ley fue diseñado para ayudar a los migrantes que envían a sus casas billetes estadounidenses para ayudar a sus amigos y familiares.
La incapacidad de los bancos para deshacerse del efectivo estaba obligando a los migrantes a recurrir a casas de cambio de pequeña escala con tasas abusivas, dijeron legisladores.
Los legisladores aún podrían encontrar otro mecanismo para ayudar a los bancos a deshacerse de los dólares, como obligar a alguno de los bancos de desarrollo del país a ser un comprador de último recurso.
Pero parece que el proyecto de ley en su forma actual está muerto, según Carlos Serrano, economista jefe de BBVA México, quien explicó que hay un problema muy importante de falta de acceso al sistema financiero para las familias de los migrantes, pero no hay problema con el efectivo.
Menos de 1% de los US$ 40,000 millones anuales en remesas de México son en efectivo, señaló BBVA México en un informe del 15 de diciembre.
De los US$ 4,700 millones en efectivo estadounidense que recibieron los bancos mexicanos en los primeros nueve meses del 2020, solo 2% no se pudo vender a otros clientes ni ser repatriado a EE.UU., según una carta que el banco central envió a los senadores.
El gobernador del banco central, Alejandro Díaz de León, habló públicamente en contra del proyecto de ley, diciendo que el tema del excedente de dólares en realidad era un problema de un banco y no sistémico.
Otros detractores, entre ellos un senador independiente y un vicegobernador del banco central, señalaron que el proyecto de ley parecía estar diseñado principalmente para el beneficio de Salinas Pliego y Banco Azteca. Los legisladores a favor de la medida han rechazado tal afirmación.
Un portavoz de Banco Azteca dijo que el banco no desempeñó ningún papel en la redacción de la legislación y declinó comentar sobre las declaraciones formuladas por López Obrador el miércoles.
Pero el mes pasado, Salinas Pliego expresó su apoyo a la propuesta en un blog, convirtiéndose en el único gran banquero del país en respaldar públicamente el proyecto de ley.
Salinas escribió que los bancos mexicanos deben cumplir con “una de las regulaciones más estrictas del mundo” contra el lavado de dinero. Por lo tanto, “los dólares que ingresan al sistema bancario mexicano, por definición, tienen un origen lícito”, por lo que no hay riesgo de que el banco central los tome, dijo.
Salinas Pliego también controla la segunda cadena de televisión más grande del país, TV Azteca, así como empresas de televisión por cable, energía y seguridad. Con una fortuna de alrededor de US$ 13,900 millones, es el tercer hombre más rico del país, según el Índice de multimillonarios de Bloomberg.