Ganfeng Lithium Co. está abierta a formar una sociedad con el Gobierno mexicano en un proyecto que convertiría a la nación latinoamericana en un productor comercial del metal para baterías y resolvería una disputa sobre el activo.
Si bien la firma china está apelando la decisión que el Gobierno tomo en agosto de cancelar sus concesiones, una alternativa es formar algún tipo de asociación público-privada para un proyecto valorado en más de US$ 1,000 millones, dijo el jefe de Bacanora Lithium, unidad de Ganfeng. La idea surge en un momento en que las conversaciones con el Gobierno de México están estancadas.
“Hemos estado tratando de discutir cómo Ganfeng y el Gobierno pueden trabajar juntos”, dijo el director ejecutivo de Bacanora, Peter Secker, en una entrevista el jueves. “Ya sea que quieran hacerlo sobre una base económica o como una empresa conjunta, estaremos encantados de trabajar con ellos de cualquier manera que sea comercialmente viable”.
Ganfeng, el tercer mayor productor mundial de metal, está intentando navegar en medio del enfoque estatista del presidente Andrés Manuel López Obrador sobre el incipiente sector del litio de México, a medida que productores de materiales clave para alejar al mundo de los combustibles fósiles observan un aumento en el nacionalismo de los recursos, y un mayor escrutinio social y ambiental.
Cuando Ganfeng compró Bacanora a principios de 2022, esta última se estaba embarcando en una fase de desarrollo de US$ 800 millones que habría iniciado la producción comercial en algún momento de este año. La mina a cielo abierto y la planta de procesamiento en el estado de Sonora, en el noroeste de México, producirían 35,000 toneladas métricas al año, dijo Secker, lo que brindaría al país una fuente local de litio para su cadena de suministro de vehículos eléctricos en rápida evolución.
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Cuando los legisladores mexicanos aprobaron un proyecto de ley en abril de 2022 para otorgar al Estado el control total de la minería del litio, se detuvieron las obras del proyecto.
La Secretaría de Economía, la Secretaría de Energía y la Oficina de la Presidencia no respondieron a solicitudes de comentarios. El presidente dijo que nacionalizó el litio para evitar que países extranjeros, incluidos China, Estados Unidos y Rusia, lo exploten.
“El petróleo y el litio son de la nación, del pueblo de México”, dijo en febrero.
Si bien AMLO, como se conoce al presidente, consideraba que el litio era demasiado estratégico para dejarlo en manos del sector privado, Ganfeng esperaba que se respetaran las concesiones existentes. Pero en agosto, las autoridades notificaron a la empresa su decisión de cancelar nueve de sus concesiones, arguyendo a incumplimiento de inversiones.
Bacanora está apelando la decisión en un tribunal estatal y aún ve posibilidades de reiniciar las obras. La empresa no ha mantenido ninguna conversación con el Gobierno desde el aviso de derogación y se le rechazó una solicitud de revisión. Si la apelación judicial en México fracasa y las conversaciones de asociación no prosperan, se consideraría llevar el caso a un tribunal internacional.
Si pudieran llegar a algún tipo de acuerdo, el desarrollo del proyecto tomaría sólo 18 meses, luego de que la empresa pasara la última década perforando el depósito y probando formas de extraer el litio de los depósitos de arcilla, algo que no se había hecho antes a escala comercial. Si el Estado asumiera el control, Secker dijo que podrían tardar 20 años en alcanzar la producción, dadas las limitaciones tecnológicas y de financiación.
Si bien su resultado preferido es desarrollar el proyecto de Sonora, Ganfeng podría eventualmente optar por vender el sitio.
“Nadie va a invertir US$ 1,000 millones a menos que tenga algún tipo de seguridad”, dijo Secker. “La gente preferirá, para estos proyectos más grandes, dirigirse a jurisdicciones que presenten menor riesgo”.
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