Los líderes del Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) se reúnen el jueves en Río de Janeiro con el acuerdo de libre comercio con la Unión Europea (UE) en punto muerto, tras el enésimo desencuentro entre los dos bloques.
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, será el anfitrión de la LXIII Cumbre de Jefes de Estado del Mercosur, que servirá para esclarecer si aún hay fuerzas para culminar el acuerdo con la UE o si se entierra de una vez tras más de dos décadas de negociaciones.
El horizonte no es nada alentador. Cuando parecía que se iba a alcanzar un consenso que pusiera el broche definitivo al acuerdo político alcanzado en 2019, las dudas a ambos lados del Atlántico han vuelto a poner el pacto al filo del abismo.
En Río, Brasil pasará la presidencia pro tempore del Mercado Común del Sur (Mercosur) a Paraguay, cuyo mandatario, Santiago Peña, ha adelantado que no dará prioridad al diálogo con los europeos y que apostará por otros mercados.
“Estamos mirando para otro lado”, afirmó Peña en una entrevista con un medio local.
La presidencia semestral del Consejo Europeo recaerá además en 2024 en Bélgica, que integra el grupo de los Veintisiete que recela de la alianza con los sudamericanos, y Hungría.
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El ‘efecto Milei’ y el rechazo de Francia
A esa ecuación se ha sumado una nueva incógnita: Argentina. En Río, el presidente Alberto Fernández se despedirá de sus socios ya que el próximo domingo le entregará el poder al ultraliberal Javier Milei, que no viajará a Brasil.
Milei despotricó contra el Mercosur durante las elecciones que venció el 19 de noviembre y dijo que, en los moldes en que está hoy, “no sirve”.
“Nadie sabe lo que esperar de Milei, aunque las proclamas de campaña luego no se hacen realidad”, dijo Ligia Costa, especialista en Derecho Internacional y profesora de la brasileña Fundación Getúlio Vargas.
La futura canciller de Argentina, Diana Mondino, se ha mostrado favorable al acuerdo comercial, aunque ya transmitió su deseo de que el Gobierno de Fernández no le dejara esa patata caliente en sus manos.
En el último mes, los equipos negociadores se reunieron prácticamente a diario y lograron “progresos sustanciales” para tener listo un texto definitivo en la Cumbre de Río.
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El tempo político parecía ser el idóneo, con Lula, faro del progresismo latinoamericano, y el jefe del Gobierno español, el socialista Pedro Sánchez, al frente de las presidencias rotativas de ambos bloques.
Pero todo saltó por los aires por las reticencias de Argentina en vísperas de un trasvase del poder y el escepticismo de algunos países europeos, encabezados por Francia.
El presidente Emmanuel Macron, presionado por la industria agropecuaria de su país, señaló que el acuerdo UE-Mercosur “no es bueno para nadie” e insistió en que “no tiene en cuenta ni la biodiversidad ni el clima”.
Lula tachó a Francia de “proteccionista” y el lunes, en el marco de una visita oficial a Alemania, dijo que la postura de Macron va en línea con la de todos sus antecesores con los que él ha tenido contacto en sus otros dos mandatos (2003-2010).
“Pese a todo, seguiré persistiendo”, manifestó el líder brasileño.
No obstante, Costa opina que en la cumbre de presidentes “no pasará nada”.
“Solo después de que Milei asuma se podrá negociar y ver lo que pasa. El acuerdo es muy importante para el Mercosur y la UE”, expresó.
El Mercosur sí firmará en Río un acuerdo de libre comercio con Singapur y formalizará negociaciones con República Dominicana y El Salvador.
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Bolivia, nuevo socio
La Cumbre de Río servirá también para dar la bienvenida a Bolivia como nuevo miembro del bloque creado en 1991.
La nación andina era Estado asociado al Mercosur desde 1998 y en 2015 firmó el protocolo de adhesión, que ha necesitado el aval de los órganos legislativos de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.
Solo faltaba Brasil para ratificar su nombramiento en el Parlamento, lo que finalmente ocurrió el pasado martes.
Bolivia tiene ahora hasta cuatro años para adaptar su legislación a la del Mercosur y materializar así su incorporación de facto.
La cita de presidentes vendrá precedida por una reunión de los ministros de Economía y Exteriores del bloque, que se celebrará el miércoles, y por la Cumbre Social del Mercosur, que entre el lunes y este martes congregó a 300 representantes de la sociedad civil.
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