Los países europeos podrían enfrentar graves sequías con el doble de frecuencia en las próximas décadas si no logran reducir las emisiones, según una nueva investigación que muestra cómo los cambiantes patrones de lluvia expondrán a más personas al riesgo climático.
El continente podría estar rumbo de un futuro de sequías más extremas, según el estudio publicado este martes en la revista Frontiers in Water. Eso probablemente pondrá en peligro los rendimientos agrícolas, la generación de energía hidroeléctrica y el transporte fluvial.
El calor récord del verano en Alemania durante los últimos años ya ha secado el río Rin y ha provocado miles de millones de dólares en pérdidas aseguradas en toda Europa.
“Encontramos una clara tendencia hacia más sequías estivales, más prolongadas e intensas, en términos de déficit de precipitaciones, hacia fines de siglo”, dijo Magdalena Mittermeier, principal autora del informe de la Universidad Ludwig Maximilians de Múnich.
La investigación de su equipo presupone que las temperaturas globales promedio subirán 3.7 °C para el 2100, una tasa de calentamiento más alta que la Tierra experimentará bajo las políticas actuales.
Si bien los científicos han pronosticado durante mucho tiempo que regiones del Mediterráneo y la península Ibérica enfrentarán condiciones más cálidas y secas, la investigación del martes proyecta que la frecuencia de la sequía también podría aumentar en 50% en los Alpes, Francia y Europa del Este. Los patrones estacionales de precipitaciones también podrían cambiar, hacia inviernos con más lluvias y veranos más secos.
“En algunas regiones donde las sequías actualmente juegan un papel menor, se espera que el riesgo de sequía en el futuro se agrave”, dijo Mittermeier. “Los Alpes deberían considerarse un nuevo epicentro futuro”.
Otra investigación publicada este mes en el sitio web del Centro Común de Investigación la Unión Europea sugiere que los daños anuales por sequía podrían aumentar a 65,000 millones de euros (US$ 77,000 millones) al año frente a los cerca de 9,000 millones de euros en la actualidad.
Los autores de ambos artículos utilizaron sus hallazgos para instar a que se tomen rápidas medidas de políticas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.