Fumar y vapear no se distinguen por dar a las personas el intenso efecto asociado con la cocaína o los opioides, pero el poder de adicción es todo menos leve.
Fumar y vapear no se distinguen por dar a las personas el intenso efecto asociado con la cocaína o los opioides, pero el poder de adicción es todo menos leve.

Cuando la comunidad médica comete errores, es como si se derribaran cientos de aviones cada año. Esa es la dramática metáfora que se me ha quedado grabada en la mente desde que la escuché por primera en boca de un médico, y es una forma adecuada de describir un sistema de mercadeo patológico que permite a las empresas llevar medicamentos peligrosamente adictivos al público y a los médicos. Podría describir tanto los errores de los fabricantes de opioides como el problema emergente de la adicción a la nicotina a través del vapeo.

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