Sergio Massa asumirá un ministerio de Economía reforzado.
Sergio Massa asumirá un ministerio de Economía reforzado.

El nuevo ministro de Economía de Argentina, Sergio Massa, no es un economista sino un abogado, hábil negociador y político de fuste, designado a modo de piloto de tormentas para evitar zozobrar en medio de una tormenta cambiaria e inflacionaria.

Para aceptar el cargo que asume este miércoles y en el que se juega su futuro político y quizás la candidatura presidencial en el 2023, el hasta ahora titular de la Cámara de Diputados exigió poder y se lo dieron.

No soy ningún salvador. La política no necesita salvadores, sino servidores”, advirtió cuando la prensa comenzó a llamarlo “superministro”.

Quedarán bajo su órbita las estratégicas áreas de agricultura y ganadería, así como desarrollo productivo, que tenían hasta ahora ministerio y decisión propios.

El nombramiento de Massa tiene dos aristas: la principal es que se integra en una persona todas las decisiones en materia económica, lo que viene a solucionar los serios problemas de coordinación, y la segunda es que permite al gobierno recuperar la iniciativa política”, señaló Hernán Letcher, director del Centro de Economía Política Argentina (CEPA).

Massa, de 50 años, es el tercer ministro de Economía del presidente, el centroizquierdista Alberto Fernández.

Desde diciembre del 2019 ese puesto lo ocupó Martín Guzmán, artífice del refinanciamiento de la deuda, quien renunció intempestivamente el 2 de julio. Las tres semanas posteriores estuvo a cargo la economista Silvina Batakis, quien tomó la papa caliente pero no logró calmar los mercados ni los reclamos de aumento de ingresos de los argentinos.

“Está claro que es preferible hablar con alguien que tenga poder político a hacerlo con alguien que es técnicamente solvente pero que no tiene esa fuerza”, estimó el analista Carlos Fara.

El último ‘superministro’

Hablar de ‘superministro’ en Argentina evoca la etapa de Domingo Cavallo, arquitecto en 1991 del cambio 1 a 1 entre el dólar y el peso que estuvo en vigor diez años, medida que tuvo que sostenerse a golpe de privatizaciones y endeudamiento, aunque el país logró una estabilidad ficticia tras registrar dos años de inflación de cuatro dígitos.

Su gestión duró cinco años y medio, algo más de la mitad de los diez que estuvo en el poder el neoliberal Carlos Menem (1989-1999), pero fue su sucesor, el socialdemócrata Fernando de la Rúa, quien lo llamó en auxilio cuando la convertibilidad hacía aguas y se profundizaba la recesión, la desocupación y la pobreza.

Ya sin joyas de la abuela por vender y en un país superendeudado, los nueve meses de la segunda gestión del ‘superministro’ estuvieron marcados por la imposición a finales del 2001 del “corralito”, una medida in extremis para evitar el retiro masivo de depósitos bancarios.

Lejos de salvar al país, esta nueva etapa de Cavallo terminó en el derrumbe económico y una revuelta popular cuya represión dejó más de 30 muertos y la caída del gobierno.

“Lo de Massa no puede compararse. Son diferentes escenarios, es otra Argentina, otra economía, otro frente (gobernante), además la orientación económica dista mucho de ser la que recorrió Cavallo”, sostuvo Letchter.

“El ministro soy yo

El presidente Néstor Kirchner, de quien el mandatario Alberto Fernández fue jefe de gabinete, puso fin a la era de los ministros de Economía con más influencia que los propios gobernantes. “El ministro de Economía voy a ser yo”, advirtió Kirchner al asumir en el 2003.

Más allá de dejar la negociación de la salida del default del 2001 en manos de su ministro Roberto Lavagna, Kirchner controló de cerca todas las decisiones que se tomaban en la cartera de Hacienda.

Su esposa y sucesora en la presidencia, Cristina Kirchner (2007-2015), creó los ministerios de Agricultura y de Industria que ahora vuelven a fusionarse en la órbita de Economía para “corregir un error de falta de coordinación”, según Letcher.