El mandatario centrista Emmanuel Macron se comprometió este sábado a trabajar “sin descanso” en pos de una Francia “más independiente” y “más fuerte”, al asumir un nuevo mandato de cinco años tras la pasada elección presidencial.
“Actuar sin descanso con un objetivo: ser una nación más independiente, vivir mejor y construir nuestras respuestas francesas y europeas a los desafíos de nuestro siglo”, dijo Macron durante una ceremonia sobria en el Palacio del Elíseo.
Su investidura llega a poco más de un mes de las elecciones legislativas, en las que buscará renovar su mayoría parlamentaria, si bien una gran parte de franceses, según sondeos publicados tras su reelección, quiere que la pierda.
A diferencia de 2017, su alianza de centro-derecha afrontará un frente de izquierdas, que busca impedir que Macron lleve a cabo polémicas reformas como el retraso de la edad de jubilación de 62 a 65 años, así como una extrema derecha fuerte.
“La elección presidencial no ha solucionado nada. Macron es un presidente sin mandato”, estimó el sábado el izquierdista Jean-Luc Mélenchon, líder de esta alianza al haber obtenido casi un 22% de votos en la primera vuelta de esos comicios.
Macron se convirtió el 24 de abril en el primer mandatario en lograr la reelección en dos décadas tras derrotar de nuevo en el balotaje a la ultraderechista Marine Le Pen con un 58.55% de votos, unos 7.5 puntos menos de ventaja que en 2017.
Después que el presidente del Consejo Constitucional, Laurent Fabius, proclamara oralmente los resultados, con error de cifras incluido, y recordara la “acumulación de crisis” durante su primer mandato, Macron prometió ser un “presidente nuevo”.
Elegido en 2017 con un impulso reformista y europeísta, el político liberal enfrentó una serie de protestas sociales contra su política hacia las clases populares, una pandemia mundial y los efectos de la guerra en Ucrania.
“Unir y pacificar”
“Este pueblo nuevo, diferente de hace cinco años, confió a un presidente nuevo un mandato nuevo”, aseguró Macron, de 44 años, que prometió “unir y pacificar” Francia, así como “legar un planeta más habitable” y un país “más fuerte”.
La ceremonia de investidura se celebró en el salón de baile del Elíseo ante unos 450 invitados, entre ellos sus predecesores, el socialista François Hollande y el conservador Nicolas Sarkozy.
La lujosa sala también acogió a ex primeros ministros, como Manuel Valls --un exsocialista que se pasó a las filas de Macron--, así como diputados, sindicalistas, religiosos, deportistas, jóvenes, trabajadores sanitarios, etc.
“Es una extensión de un ritual casi monárquico, básicamente es una especie de coronación del monarca republicano”, indicó a la AFP el historiador Jean Garrigues.
En los jardines del Elíseo, de pie, Macron escuchó la salva de 21 cañonazos disparados desde la cercana explanada de los Inválidos, antes de escuchar “La Marsellesa”, el himno nacional, y pasar revista a las tropas.
Su nuevo mandato comenzará oficialmente el 14 de mayo.
Para marcar la ocasión, Macron busca nombrar un nuevo primer ministro, una elección que se anuncia compleja como muestra el hecho de que el gobierno actual seguirá hasta al menos la víspera.
En campaña
La elección presidencial evidenció un paisaje político de tres bloques: un centro con Macron y sus aliados de centroderecha, una extrema derecha dividida en dos partidos, y una izquierda, liderada por su ala radical.
Para poder llevar a cabo su programa, las elecciones legislativas del 12 y 19 de junio se anuncian claves. La oposición, que las considera una “tercera vuelta”, ya está movilizada para impedírselo.
La Nueva Unión Popular Ecológica y Social, que aúna a la izquierda radical, ecologistas, comunistas y socialistas, lanzó este sábado su campaña para lograr una mayoría de diputados e imponer a Mélenchon, de 70 años, como primer ministro.
Pero este frente unido generó tensión en el seno del otrora gobernante Partido Socialista, algunos de cuyos miembros estudian presentarse a las elecciones contra candidatos de la alianza.
“Estos serán candidatos ‘macronistas’ porque solo servirán a Macron”, advirtió Mélenchon, el líder de La Francia Insumisa (LFI).
De cara a atraer a los socialistas desilusionados con esta unión y reequilibrar su alianza de centroderecha, La República en Marcha (LREM) del presidente anunció cambiar de nombre a “Renacimiento”.
A la derecha de Macron, el partido Los Republicanos, que vivió una debacle en la presidencial con menos del 5% de votos, y ¡Reconquista! del ultraderechista Éric Zemmour entraron también este sábado en campaña, a la espera de que lo haga Le Pen la próxima semana.