Sofia Oliveira, de 18 años, de la periferia de Lisboa, y su hermano André, de 15, que junto a otras cuatro personas han llevado a 32 Estados ante el TEDH por su inacción frente al calentamiento global (Foto: AFP)
Sofia Oliveira, de 18 años, de la periferia de Lisboa, y su hermano André, de 15, que junto a otras cuatro personas han llevado a 32 Estados ante el TEDH por su inacción frente al calentamiento global (Foto: AFP)

Las acciones legales contra la inacción climática de los gobiernos o las políticas contaminantes de las empresas se han disparado en los últimos años, logrando influir a veces en las .

Es el resultado que esperan los jóvenes portugueses que serán escuchados por la Corte Europea de Derechos Humanos (CEDH) en la que denunciaron a 32 estados por inacción.

Explosión de casos

El número de contenciosos relacionados con el clima se duplicaron entre 2017 y 2022, según Medio Ambiente y los investigadores del Sabin Center for Climate Change Law de la Universidad de Columbia.

En septiembre de 2023, la base de datos del centro Sabin había repertoriado más de 2.500 casos en el mundo, de ellos, más de 1.600 en .

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“El contencioso es un complemento clave de otras formas de campaña”, comenta su director ejecutivo Michael Burger, al explicar esta explosión de casos por “la intensidad creciente de la crisis climática, su inmediatez y la respuesta inadecuada de los gobiernos y de las empresas”.

No obstante, desde hace un año, el aumento de casos quizá se está ralentizando, según el último informe del Grantham Research Institute on Climate Change de Londres, aunque sea un poco pronto para considerarlo una tendencia.

Los países en desarrollo siguen representando una parte muy minoritaria (135 casos) aunque estén en aumento.

Eficacia

Los contenciosos climáticos “pueden repercutir en los resultados y la ambición de la gobernanza climática”, señalan los expertos en clima de la (IPCC) en un informe de 2022, en el que destacan que, “en caso de éxito”, cuando están dirigidos contra un estado pueden empujarlo a redoblar sus esfuerzos.

Como ocurrió con el ‘caso Urgenda’, el nombre de una organización medioambiental holandesa. En diciembre de 2019, el Tribunal Supremo holandés ordenó al gobierno que redujera sus emisiones de gases de efecto invernadero en al menos un 25% para finales de 2020.

Tras esta decisión, el gobierno holandés puso en marcha “políticas explícitamente vinculadas” al caso, dice a la AFP Catherine Higham, del Grantham Institute.

Aunque otros casos muy mediáticos han quedado en nada. Y “los litigios pueden ser de doble filo. Hay casos que retrasan la acción por el clima”, comenta la investigadora.

Contragolpe

Los expertos observan la aparición de lo que denominan casos de “reacción violenta”. Las empresas emisoras, por ejemplo, atacan a los gobiernos que han adoptado medidas proclima que obstaculizan sus actividades.

“Quienes se benefician del statu quo harán lo que puedan para preservar sus beneficios, incluido acudir a los tribunales”, advierte Michael Burger.

En esta categoría se incluyen también las demandas contra activistas proclima. Sin embargo, en los casos de desobediencia civil, los jueces “generalmente han tenido en cuenta la crisis climática” en sus decisiones, señala ONU Medio Ambiente.

Empresas y ecoimpostura

Las grandes empresas que emiten también están en el punto de mira, con demandas de compensación y/o cambios en sus prácticas.

En una decisión histórica, los tribunales holandeses ordenaron en 2021 al gigante petrolero reducir sus emisiones de CO2 en un 45% para 2030 con respecto a las de 2019. Shell recurrió la decisión.

Algunos procedimientos se dirigen más específicamente a bloquear proyectos considerados perjudiciales para el clima, con resultados variables.

Los expertos también señalan una nueva tendencia: los procedimientos por “greenwashing”, es decir, ecoimpostura o lavado de imagen verde, contra las comunicaciones de grandes empresas u organizaciones, como la FIFA.

La ciencia al rescate

Gracias a los avances de la ciencia, ahora es posible evaluar la responsabilidad del cambio climático en los fenómenos meteorológicos extremos.

Al mismo tiempo, se han realizado estudios para estimar la contribución histórica de los principales emisores (petróleo, minería, cemento, etc.) al calentamiento global.

Estas investigaciones científicas se utilizan cada vez más en procedimientos judiciales.

En junio, un condado de Oregón, en el noroeste de Estados Unidos, presentó una demanda contra varias multinacionales petroleras, reclamándoles más de US$ 51.000 millones tras la mortífera “cúpula de calor” de 2021.

Derechos humanos

Una proporción significativa de los contenciosos climáticos utiliza argumentos de derechos humanos, en particular el derecho a la vida, a lao a unsano.

Esto ocurre sobre todo en los casos presentados ante tribunales internacionales como el CEDH.

Dictámenes clave

Los defensores del esperan con impaciencia los dictámenes solicitados a la Corte Internacional de Justicia y al Tribunal Internacional del Derecho del Mar sobre las obligaciones de los Estados en materia climática.

“Aunque estos dictámenes no sean vinculantes, tienen el potencial de configurar el desarrollo del derecho climático”, sostiene el Instituto Grantham.

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