Los servicios de captura y almacenamiento de carbono (CCS) para los grandes emisores industriales podrían alcanzar el punto de equilibrio en los próximos diez años si la emisión de una tonelada de carbono cuesta alrededor de 100 euros, dijo la empresa energética noruega Equinor.
El mecanismo CCS (por su sigla en inglés) transporta el CO2 desde el lugar donde se emite, normalmente una chimenea, y lo almacena, generalmente en un emplazamiento geológico, para evitar su liberación a la atmósfera.
“Creemos que hay potencial para alcanzar los 100 euros por tonelada”, declaró Torbjørg Fossum, vicepresidente de Soluciones Globales de CCS de Equinor en la conferencia Reuters Next.
“Hoy en día existe una brecha entre lo que cuesta emitir (el) CO2 y lo que cuesta implantar la CCS. Creemos que esa brecha se estará cerrando en los próximos diez años”, señaló.
En el mercado de carbono más consolidado, el Sistema de Comercio de Emisiones de la Unión Europea, los permisos de contaminación se negociaban a unos 76 euros la tonelada este miércoles.
Hasta que se alcance el precio de equilibrio, la financiación gubernamental es crucial para ayudar a los primeros en actuar, dijo, con proyectos como Northern Lights en Noruega y los Clusters de la Costa Este de Gran Bretaña que proporcionan buenos modelos.
La CCS suele evitar que las emisiones de carbono adicionales lleguen a la atmósfera, pero la tecnología puede adaptarse para succionar el carbono de la atmósfera en lo que se conoce como captura directa del aire (DAC). Este giro negativo de las emisiones cuesta varias veces más que la CCS.
“Tenemos que hacer las dos cosas. La desventaja de la captura directa del aire es que requiere mucha energía para capturar el CO2. Por tanto, es más caro que capturar cuando se tiene una fuente de escape”, dijo Fossum.
“Pero, por otro lado, lo bueno de la captura directa del aire es que puedes ubicarla donde quieras... donde haya acceso a energía muy barata y limpia”, señaló.