Desde infusiones a complementos alimenticios, pasando por cursos de fertilidad. Las nuevas generaciones de China recurren al sector del bienestar después de que la pandemia de covid y el estrés en el trabajo hayan aumentado el interés por la salud.
En Shanghái, capital económica de China donde viven 25 millones de habitantes, Annie Huang bebe una preparación amarga que se supone protege al cuerpo del calor sofocante del verano.
“Los jóvenes suelen pasar noches en vela”, explica la treintañera en una cafetería que vende infusiones tradicionales.
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Para compensar la falta de sueño reparador, “quieren beber algo que piensan es bueno para su cuerpo”, asegura.
La pandemia de covid-19 y los confinamientos repetidos hicieron que muchos jóvenes chinos se den cuenta de la importancia del bienestar y la salud.
La gente piensa que el covid redujo su inmunidad y que “pueden resfriarse y tener fiebre más fácilmente”, afirma Tommy Qin, propietario de una cafetería de infusiones.
Muchos empezaron a hacer deporte, prestan más atención a lo que comen o se cuidan más en su vida profesional.
Esta tendencia es mundial, pero toma un significado particular en China, donde el concepto tradicional de “Yangsheng”, literalmente “cuidar de la salud”, se transformó en doctrina diaria.
Consiste en dar prioridad a ciertos alimentos por sus supuestos beneficios para la salud o recurrir a la acupuntura para tratar una serie de dolencias.
Estas creencias están profundamente arraigadas en el taoísmo y la medicina tradicional china.
Algunas empresas están capitalizando este renovado interés por el bienestar, como el grupo farmacéutico Tongrentang (TRT).
Este gigante del sector abrió tiendas con decoración moderna, ofreciendo una gama de ingredientes naturales que se supone son beneficiosos para la salud.
Presión vs salud
En las redes sociales chinas, miles de influencers de “Yangsheng” ofrecen consejos para mejorar la circulación sanguínea o “expulsar la humedad del cuerpo”, que se considera perjudicial.
Estas creencias también tienen consecuencias inesperadas en el turismo. Los jóvenes buscan zonas desérticas en busca de arena para acostarse en ella, convencidos de que esta práctica librará su cuerpo de toda humedad.
La segunda economía mundial lidia con una alta tasa de desempleo juvenil y un consumo débil, a pesar de la eliminación de las restricciones sanitarias hace dos años y medio.
Pero el gasto en productos de salud y bienestar está creciendo, especialmente entre las generaciones jóvenes.
Estas compras “aumentan definitivamente más que en otros segmentos” de la población, destaca Jason Yu de la consultora Kantar Worldpanel, especializada en consumo.
La búsqueda de empleo en un mercado laboral deprimido y la presión profesional en un entorno ultra competitivo se perciben en China como factores de ansiedad que perjudican la salud.
“Crees que es solo un trabajo, pero acortas tu vida”, resume un influencer en el Instagram chino, la red social Xiaohongshu (“Pequeño libro rojo”).
Las mujeres jóvenes, obligadas a hacer malabarismos entre carreras exigentes y la presión de tener hijos, ahora recurren a cursos para aprender a optimizar su fertilidad.
En una clase nocturna en Shanghái, Zhang Qinhai, una profesional de la medicina tradicional china, ofrece consejos apoyados con diagramas.
Las posibilidades de dar a luz a un bebé sano disminuyen a medida que aumenta la edad de la madre, explica.
“La gente está bajo demasiada presión, por lo que su salud empeora”, estima una participante de 33 años, que no quiso dar su nombre.
“Todo el mundo siente que no está lo suficientemente sano” y eso es lo que impulsa el gasto, subraya Yu.
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