Durante los últimos dos años, Estados Unidos ha estado construyendo un mapa de la historia de nuestro sistema inmunológico con COVID-19. Cada ciertas semanas, investigadores de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) han revisado decenas de miles de muestras de sangre en busca de anticuerpos contra el virus.
Esos estudios, que pueden detectar anticuerpos causados por la vacuna o por una infección, han ayudado a los investigadores a dibujar un mapa de nuestras diferentes experiencias pandémicas.
La proporción de personas con anticuerpos en todo el país es similar: la mayoría de los lugares muestran que alrededor del 90% de la población tiene signos moleculares. Eso sugiere que existe una exposición generalizada y cierto nivel de protección contra el virus.
Pero si miramos un poco más de cerca, comienzan a surgir diferencias.
En lugares como San Francisco, casi todos los anticuerpos que tienen las personas provienen de las vacunas. En lo profundo del Sur, donde las tasas de vacunación son mucho más bajas, el virus en sí es la causa de una proporción mucho mayor de anticuerpos, en algunos casos llegando al 50%.
Todavía está en estudio cuánto tiempo dura la protección contra una infección anterior, pero parece ser menos duradera que las vacunas. Eso significa que San Francisco y lugares similares pueden estar mejor protegidos contra futuros brotes.
Pero lo que no cabe debatir es que los anticuerpos de la infección han tenido un costo mucho más alto en hospitalizaciones y vidas perdidas. En esta edición de Businessweek (clic aquí) examinamos cómo diferentes lugares del país desarrollaron anticuerpos a través del tiempo, ya sea a partir de una vacuna o un virus, y lo que les costó en muertes.
Lugares como el área de la Bahía de San Francisco nunca alcanzaron las 100 muertes por cada 100,000 habitantes. Los lugares con niveles menores de vacunación alcanzaron ese marcador rápidamente y luego lo superaron (otras partes del país, en particular las más afectadas antes de que las vacunas estuvieran disponibles, tienen un panorama más turbio).
Ese tipo de datos es crucial para comprender no solo cómo llegamos a este punto de la pandemia, sino también hacia donde podría ir después. Dado que la inmunidad tiende a desvanecerse con el tiempo, dentro de meses, diferentes partes del país tendrán tipos muy diferentes de protección, ya sea por vacunación, infección o una combinación de ambas.
Si surge una nueva variante o llega una nueva ola del virus, es probable que nuestras defensas dependan de dónde vivamos y de cuánto de esa protección se haya desvanecido. Una mejor comprensión de la misma es crucial para una mejor respuesta.