A las puertas de la temporada veraniega boreal, el cielo europeo se nubla con la multiplicación de llamamientos a la huelga de trabajadores de varias compañías que reclaman mejores condiciones laborales ante el repunte acelerado del tráfico aéreo después de la pandemia.
El descontento en Ryanair se propagó como un reguero de pólvora. En pocas semanas, los sindicatos de cinco países hicieron un llamado a los empleados de la compañía para una huelga el próximo fin de semana.
En España, Francia, Bélgica, Portugal e Italia, los auxiliares de vuelo exigen el respeto al derecho laboral y el aumento de salarios a la compañía irlandesa, que probablemente registrará este verano una actividad superior a la del 2019.
En Francia, “la compañía no respeta los tiempos de descanso, tal y como están previstos en el código de aviación civil”, indicó el representante del Sindicato Nacional de Personal de Navegación Comercial (SNPNC) Damien Mourgues. Su organización también reclama una revalorización salarial para los trabajadores que cobran el salario mínimo interprofesional.
El 12 y 13 de junio, una huelga ya causó la cancelación de un cuarto de los vuelos programados por Ryanair en Francia, es decir, unos cuarenta vuelos.
En España, los sindicatos USO y SITCPLA llaman a los auxiliares de vuelo de la compañía irlandesa a hacer huelga los 24, 25, 26 y 30 de junio, así como el 1 y el 2 de julio.
La indignación también ha llegado a otra compañía de bajo coste, la británica EasyJet. El sindicato USO prevé nueve jornadas de huelga en julio en los aeropuertos de Barcelona, Málaga y Mallorca.
Según esta organización, “el personal de vuelo de EasyJet en España cobra actualmente un sueldo de base de 950 euros” (US$ 1,000) por mes, es decir el “salario más bajo” de “todas las bases en Europa”.
“Estas huelgas de sindicatos minoritarios no son apoyadas por nuestros equipos. Ninguno ha participado en la huelga italiana del 8 de julio”, indicó la dirección de Ryanair.
“Nosotros negociamos desde hace algunos meses una mejoría de los acuerdos colectivos, que conciernen 90% de los colaboradores en Europa”, y “esas negociaciones van bien”, añadió la compañía.
Todo el verano
En Portugal, el personal de Ryanair también está convocado a movilizarse del 24 al 26 de junio para protestar por la degradación de las condiciones laborales. Y también en Bélgica habrá manifestaciones.
Hace una semana, Michael O’Leary, director general de la compañía, restó importancia a estos movimientos sociales.
“Aseguramos 2,500 vuelos al día. La mayoría de estos vuelos seguirán estando garantizados, incluso si un sindicato de ‘Mickey’ hace huelga en España o si los sindicatos belgas del personal de cabina quieren hacer huelga aquí”, declaró en Bruselas.
El domingo, los pilotos de Ryanair decidieron sumarse a los auxiliares de vuelo e instaron a dejar de trabajar a partir del viernes. El personal de la compañía nacional Brussels Airlines, filial de Lufthansa, hará huelga a partir del jueves durante tres días.
Las compañías de bajo coste, especialmente Ryanair, han registrado un repunte fulgurante de la actividad desde la suspensión de las restricciones antiCOVID.
Con la rápida reanudación del tráfico, muchas aerolíneas han tenido que cancelar vuelos debido a la falta de personal, como EasyJet.
En los aeropuertos, la escasez de personal también ha causado numerosas anulaciones, y filas interminables de pasajeros.
El lunes, todos los vuelos de salida de Bruselas-Zaventem quedaron anulados a raíz de una huelga de agentes de seguridad. Y en Francia, en el París-Charles de Gaulle, uno de los aeropuertos más importantes de Europa, los trabajadores están convocados a la huelga a partir del 1 de julio.
La Federación Europea de los Trabajadores del Transporte (ETF) advirtió el lunes en una carta abierta que “el caos al que se enfrentará el sector aéreo sólo se agravará a lo largo del verano, mientras los trabajadores están al límite”.
Los movimientos de huelga de los empleados del sector se multiplican por toda Europa y el ETF los “incita a continuar el combate durante todo el verano”, aseguró Livia Spera, secretaria general de la federación.