La ministra de Relaciones Exteriores, Liz Truss, puede convertirse en la tercera mujer al frente del gobierno británico, pero para ser electa por los conservadores debe lograr el difícil equilibrio entre renovación y continuidad.
Los seguidores del actual primer ministro Boris Johnson perciben a su oponente Rishi Sunak como traidor, por lo que Truss, de 47 años, intenta resaltar los éxitos del actual gobierno: el Brexit y una mayoría parlamentaria inusual desde la década de 1980.
Truss afirmó incluso que lamenta la salida de Johnson, que le abre las puertas de Downing Street, que sólo dos mujeres ocuparon hasta ahora: Margaret Thatcher (mayo 1979-noviembre 1990) y Theresa May (julio 2016-julio 2019).
Durante casi un año, Truss ha dirigido la diplomacia británica, tras ser nombrada como la segunda mujer al mando de esta cartera. Pero su designación fue percibida como un intento de Johnson para mantener el control sobre las ambiciones de una figura en ascenso entre los conservadores.
En la campaña, su oposición inicial al Brexit ha salido a la palestra. Truss asegura ahora que se equivocó e intenta resaltar sus logros.
Nada más llegar al poder a finales de julio del 2019, Johnson confió a Truss la cartera de Comercio Exterior.
En este cargo, esta amante del karaoke con cabello rubio lacio se convirtió en el rostro de las negociaciones comerciales entre el Reino Unido y la Unión Europea (UE) por el Brexit y se familiarizó en poco tiempo con los circuitos diplomáticos.
Al frente del ministerio de Relaciones Exteriores, Truss se distinguió por su actitud primero conciliadora y, luego, intransigente hacia la UE en las negociaciones sobre las disposiciones posBrexit relativas a la provincia británica de Irlanda del Norte.
Sombrero en la plaza roja
Tiene en su haber la liberación de la ciudadana británico-iraní Nazanin Zaghari Ratcliffe, detenida durante más de seis años en Irán por acusaciones de conspiración, que la activista siempre negó.
Al lado de Johnson, la ministra también encarnó el apoyo contundente del Reino Unido a Ucrania, sobre todo gracias a las sanciones económicas sin precedentes. Aunque, en este proceso Truss tuvo algunos contratiempos.
Durante un viaje a Moscú que fue visto como un último intento de disuadir al presidente Vladimir Putin de entrar en guerra, su homólogo ruso, Serguéi Lavrov, la engañó para que afirmara que “nunca” reconocería la soberanía de Moscú sobre dos ciudades rusas cercanas a Ucrania, Rostov y Vorónezh, cuya pertenencia a Rusia no se discute.
Este desplazamiento también resultó una fuente de burlas, acusando a Truss de imitar a Margaret Thatcher, cuando posó con un gorro de piel ruso en la Plaza Roja, unos meses después de colocarse con orgullo en la torreta de un tanque.
Durante el primer debate entre los aspirantes, tampoco escapó a los observadores el parecido entre su blusa con lazo y la de la ‘Dama de Hierro’, en contraste con sus habituales atuendos de colores llamativos.
Sin embargo, durante su infancia, Truss se manifestó junto a sus padres, para exigir la salida de Thatcher, figura indiscutible entre los conservadores. También representó a la exprimera dama durante un espectáculo en la escuela.
Misil de cartón
Nacida el 26 de julio de 1975, casada y madre de dos hijas, Truss se presenta, con el entusiasmo de los conversos, como la encarnación del conservadurismo británico por excelencia, con recortes fiscales y una reducción del Estado.
Después de diez años en el sector privado (como directora comercial sobre todo), primero fue concejala local en el sureste de Londres y, luego, se convirtió en diputada en el 2010 por el distrito electoral de South West Norfolk.
En el 2012, ingresó al gobierno y, desde entonces, ha ocupado varias carteras, primero como Secretaria de Estado de Educación y, después como ministra de Medio Ambiente del 2014 al 2016.
También fue la primera mujer que estuvo al frente del Ministerio de Justicia y, luego ejerció como secretaria en jefe del Tesoro.
Su presencia entre los conservadores no resulta tan obvio. Truss creció en un entorno muy de izquierda.
En la prestigiosa Universidad de Oxford, donde se graduó en política y economía, presidió el grupo de eurófilos liberales-demócratas.
Truss admitió que dejó estupefactos a sus padres -un padre profesor universitario de matemáticas y una madre activista por el desarme nuclear, a quienes acompaña de niña a manifestaciones con falsos misiles de cartón- al posicionarse hacia a la derecha.
Desde el inicio de la campaña, a algunas personas les gusta resucitar un apodo que tenía cuando estaba en el Ministerio de Educación: la “granada humana”.
“Un piropo sacado de contexto”, explicó Truss recientemente en el tabloide The Sun: “Significa que hago las cosas”.